TODO PARECE que el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, quiere hacer cansado el proceso de extradición y por eso, negó voluntad para que lo traigan a México.

Pero después de que fue trasladado desde su celda hasta la sala de audiencias, allá en Guatemala, podría pensar un poquito más en lo que le conviene.

Sabe, que de todos modos, que tarde o temprano, lo trasladaran a México, para que se le siga el proceso judicial correspondiente por los delitos que se le acusa, entonces tiene que pensar en la manera más rápida para que lo traigan a nuestro país.

Ya se dio cuenta que en Guatemala, aunque allá no cometió delito alguno, prácticamente, no lo quieren y que en cualquier momento podría sufrir más agresiones y quizá más violentas de las que tuvo que aguantar apenas hace unas horas.

En México, seguramente, que lo tratarían mejor, aunque en este país, se le espere para seguirle el juicio correspondiente. No vendría a una cárcel de Veracruz, por lo que más le conviene que lo traigan a un penal donde tenga la posibilidad de defenderse y estar en condiciones más seguras que allá, donde lo detuvieron, pues hubo personas que aprovecharon el momento para darle su cocotazo, sin que tuvieran una razón poderosa para hacerlo.

Estos agravios, aunque se los dan a una persona que es acusada por graves delitos, no deja de ser una manifestación de repudio para quien dejó en la orfandad a muchas personas del estado que gobernó, porque ha de saberse que familias enteras sufren ahora por no tener recursos para solventar sus necesidades en virtud de que como gobernante, se llevó todo.

Al menos, ese es uno de los grandes pretextos que pone ahora la nueva administración estatal, para no generar recursos en ninguna parte, reducir el personal, despidiendo a miles de trabajadores que no tienen, para nada, la culpa de lo que está pasando y menos de tener alguna injerencia dentro del ámbito administrativo.

De ahí que Duarte de Ochoa, lo debe estar pensando mejor, pues aunque sus abogados le hayan aconsejado no aceptar la extradición voluntaria, lo mejor sería que estuviera en México, donde podría dormir, efectivamente, en un penal de máxima seguridad, pero quizá en mejores condiciones de las que padece en este momento al estar en una cárcel ajena a su país, donde el trato es, de alguna manera, difícil.

Por lo pronto, ya ha sido exhibido con esposas y en condiciones de igualdad con los más grandes delincuentes que se encuentran en dicho penal, lo que en parte, ya está pagando seriamente sus delitos.

Sin embargo, los empujones, el maltrato, las expresiones y mentadas de madre, siempre son dolorosos para una persona que vivió en la opulencia y que nunca pensó en una vida como la que lleva ahora.

Todavía no lo juzgan las autoridades correspondientes, pero Javier Duarte de Ochoa, ya es tratado como un delincuente consumado, sentenciado antes que a una pena corporal, al escarnio que ya todos hacen de su persona, así como de su familia, incluyendo a sus propios hijos.

Es una situación penosa, dolorosa para un hombre que tuvo el poder en sus manos, pero que no midió las consecuencias de sus actos. Ahora, esta en poder de las autoridades y se espera que en México, tenga una sentencia ejemplar en este mundo de corrupción en que ha caído, lamentablemente, nuestro país, porque ningún gobernante, hasta este momento, puede tirar, incluso, la primera piedra.

Entonces, bajo estas circunstancias, es posible que en las próximas horas, y sin esperar formalmente la solicitud de extradición de las autoridades mexicanas, el Ex gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, se allane a la extradición voluntaria y sea trasladado, lo más rápido posible, hasta un penal de la ciudad de México, donde se le inicie, también formalmente, el juicio correspondiente y pueda responder por los delitos cometidos en contra del patrimonio del pueblo de Veracruz.

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TODO MUNDO SABE que en el Instituto de Pensiones del Estado, siempre se ha dado el saqueo de sus recursos, que son, al mismo tiempo, de los propios trabajadores que a base de cuotas integra todo el patrimonio que sirve para sostener las pensiones de quienes ya entregaron gran parte de su vida a favor del servicio público.

Para nadie es desconocido que a través de los años, el IPE, se ha convertido en una mera caja chica de los gobernantes en turno, al grado de que su reserva técnica, se ha achicado con el tiempo, se ha marchitado su objetivo y se ha dejado de cumplir con los compromisos que tiene esta acumulación de recursos.

Por eso, el IPE, ha sido tema recurrente.

Por ahora, esta en el proceso de cumplir con la determinación del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, que le ha pedido ponga a disposición pública, los nombres de las personas jubiladas que reciben más de cincuenta mil pesos como pensión.
Aunque todavía no se entiende del todo la decisión del IVAI, para solicitar dicha publicación, pues en principio, podría haber de por medio, como ya lo hemos señalado, una violación a los derechos humanos de los trabajadores en pasivo, existe también la duda de que la determinación del IVAI, para obligar al IPE a dar a conocer la lista de pensionados con más de cincuenta mil pesos, sirva para algo, pues en todo caso, lo mejor que se podría hacer, es buscar, mediante una legislación más adecuada, un ajuste a las pensiones que se otorgan, cuando menos para los nuevos pensionados, porque los que ya reciben estas cantidades no podrían salir afectados por una ley que se aplicaría retroactivamente.

El IVAI, solo juega con su trabajo, como aquellos juguetes de los niños que son exigidos en su momento, pero que más tarde van a dar a las cajas del olvido.

Por eso, el IVAI, podría llegar a ser, en determinado momento, un instituto en extinción.

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