Lógica carcelaria: si tuviéramos fuero…no estaríamos aquí
A pesar de todos los discursos oficiales y comentarios favorables en la prensa amiga, el sistema anticorrupción que impulsa el presidente Peña Nieto no pasa de ser un buen deseo e incluso, puede que ni a esto último llegue, mejor dicho, se queda en el terreno de la simulación.
Las detenciones de Tomás Yarrington y Javier Duarte, obedecen a presiones del gobierno de los Estados Unidos, sobre todo, y al enorme mal humor social de las y los mexicanos, mismo que hace peligrar la permanencia del PRI en Los Pinos.
El apretado margen de ventaja que lleva Alfredo del Mazo en el proceso electoral del EDOMEX, obligó a su primo y jefe político a dar dos golpes de timón con la consignación de los citados ex gobernadores, los cuales en su momento, gozaron de los afectos del Tlatoani, hoy ya no son útiles al grupo en el poder.
La corrupción, aún más que la inseguridad, sigue siendo el gran lastre de México, no perdamos de vista que la inseguridad, la pobreza, los pésimos servicios de salud pública y otras penurias, son resultado de la profunda corrupción gubernamental en todos los niveles.
Como todas las cosas, las habituales triquiñuelas de los funcionarios públicos no son producto de la casualidad, sino, en este caso, de la IM-PU-NI-DAD. La protección a los diputados federales involucrados en el desfalco de las finanzas públicas de Veracruz, es una grosera muestra de lo anterior, la bancada priista en San Lázaro impide a cualquier costo que sean sometidos a un juicio de procedencia y pierdan el fuero.
El partidazo permaneció setenta años consecutivos en el poder utilizando todas las argucias habidas y por haber, llegando a la represión y la alianza con el crimen organizado de ser necesario, Michoacán es un ejemplo de ello.
Mientras no se elimine a través de una nueva arquitectura constitucional toda la subcultura posrevolucionaria, no habrá cambio posible.

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