La ambición insana, causa más destrozos que la naturaleza


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Lo padecido por la entidad durante el sexenio de Javier Duarte, fue el equivalente a un socavón del que tardaremos muchos años en salir.

Al igual que el desastre del ‘Paso Express’ de la ciudad de Cuernavaca, en Veracruz hubo muchas advertencias de la tragedia que vendría, pero la negligencia del gobierno federal, como es costumbre, impidió que se actuara a tiempo, ello derivó en daños incuantificables.

Las dependencias estatales padecen una parálisis, en virtud de que se atrofiaron al máximo las bases de su funcionamiento, apenas hay dinero para solventar los salarios de la burocracia, no hay el mínimo recurso para emprender acciones que permitan recuperar las bases de un crecimiento sostenido.

Por lo anterior, es recomendable plantear la viabilidad de rediseñar el gobierno del estado con un objetivo fundacional: evitar que en lo sucesivo se presenten situaciones que reediten lo vivido en los últimos años.

Para ello, es indispensable castigar a los responsables de lo acontecido, de lo contrario, el mensaje de impunidad alimentaría las ambiciones de los nuevos y futuros funcionarios, en el sentido de malversar los fondos públicos.

No basta con ´rellenar’ el socavón, es obligado atacar las causas estructurales que lo provocaron, de no ser así, no habremos aprendido de la experiencia.

En la empresa tienen competencia los gobiernos locales, el Poder Judicial y el Legislativo y, desde luego, la sociedad civil.

De no ocurrir, de alguna forma, todos habremos sido cómplices. La moneda está en el aire.

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