El relato de Mateo. En este día, 13 de agosto de 2017, celebramos el Domingo 19 del Tiempo Ordinario, Ciclo A, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Mateo (14, 22-33) el cual presenta cuatro escenas pletóricas de contenido espiritual. La introducción dice que esto sucedió inmediatamente después de la multiplicación de los panes. En el primer escenario, Jesús ordena a sus discípulos subir a la barca y dirigirse a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. En el segundo cuadro, Jesús sube al monte a solas para hacer oración y permanece ahí hasta muy entrada la noche. En la tercera escena, aparece la barca sacudida por el viento y las olas, por lo cual no ha podido llegar a la costa. En la madrugada Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. Los discípulos lo confunden con un fantasma, se espantan y dan gritos de terror. Jesús se identifica con ellos y les recomienda tranquilidad y calma. En el cuarto escenario, aparece Pedro pidiendo a Jesús que lo mande salir a su encuentro caminando sobre las aguas. Jesús se lo concede y Pedro empieza a caminar, pero al sentir la fuerza del viento tuvo miedo, se comenzó a hundir y gritó: “Sálvame, Señor”. Entonces Jesús le tiende la mano, lo sostiene y lo recrimina por su poca fe y por sus dudas. Por último, el epílogo narra que Jesús y Pedro subieron a la barca y el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús y lo reconocieron como el Hijo de Dios, adelantando de esta manera la confesión de Cesarea: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16).

Las Lecturas. La primera es del primer libro de los Reyes (19, 9-13) la cual relata una hermosa experiencia de Dios vivida por el profeta Elías en el monte Horeb. Se trata de la presencia divina a través de una brisa suave que rompe los esquemas de las experiencias anteriores del profeta, caracterizadas por el viento impetuoso, el terremoto y el fuego abrasador. El Salmo Responsorial (84) dice: “Muéstranos, Señor, tu misericordia”, invita a reconocer la verdad, la justicia, la fidelidad y la paz que provienen de Dios. La Carta a los Romanos (9, 1-5), es el tema de la segunda lectura. San Pablo, que es y ha permanecido siempre de raza y cultura hebrea, siente con apasionamiento, con ansia y hasta con ternura el problema del destino del pueblo elegido, es decir, de sus paisanos judíos. Pablo ve con gran dolor e infinita tristeza la incredulidad de su raza y estaría dispuesto incluso a verse separado de Cristo con tal de conseguir la salvación de su pueblo.

Caminar sobre el agua.El sentido del relato evangélico de hoy consiste en presentar a Jesús ejerciendo el control divino sobre las aguas del caos, símbolo de las potencias del mal. Jesús tiene el poder de salvar a sus discípulos. También se ha interpretado tradicionalmente que la barca que traslada a los discípulos es la Iglesia, tantas veces zarandeada por los vientos de la persecución, del odio y de la incomprensión. Esa barca siempre ha recibido la protección salvadora de Jesús,pero necesita confiar plenamente en él para no caer en la duda y el desaliento.La situación actual de la Barca de la Iglesia continúa siendo desesperada. Resaltansiempre las tinieblas de la noche, la fuerza del viento y el peligro de hundirse en las aguas. Las comunidades cristianas aparecen amenazadas desde fuera por la hostilidad y los continuos ataques y descalificaciones, mientras que por dentro son tentadas por el miedo y la poca fe. Los temores son el mayor obstáculo para reconocer, amar y seguir a Jesús como el “Hijo de Dios”, que siempre nos acompaña y salva en los momentos frecuentes de crisis. La actuación de San Pedro es el modelo de entrega confiada junto con el miedo y la debilidad. Dios nos conceda plena confianza en el poder de Jesús ante todas las pruebas, tentaciones y adversidades que constantemente nos presentan las oscuras fuerzas enemigas del mal.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa


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