26 de Abril de 2024
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Todos nuestros actos tienen consecuencias
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2017-08-31 - 17:52
Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla, Y el que recio se suena las narices sacará sangre; Y el que provoca la ira causará contienda. Proverbios 30:33

Es muy común, que cuando hay asuntos que nos agobian, nos hagamos a nosotros mismos la siguiente pregunta: ¿por qué me pasa esto a mí?

Desde luego, la aflicción que nos causan los problemas nos nubla el entendimiento y no somos capaces de hacer una revisión de nuestros actos y con ello, tratar de comprender el origen de las adversidades que nos aquejan.

Por el contrario, solemos culpar a otros de los obstáculos que suelen presentársenos y en el colmo de los despropósitos y la insensatez, le reclamamos al Todopoderoso ‘que nos haya dejado en el olvido’, sobre todo, porque nos creemos merecedores de las mejores cosas de la vida, pero no es así, a lo largo de los días vamos sembrando la semilla que brotará en el futuro para bien o para mal.

En el ámbito familiar, hemos sido testigos de cómo los hijos quieren responsabilizar a sus padres por situaciones tales como no tener un ingreso que consideren adecuado para su tren de vida, pero lo que no recuerdan, es todas las oportunidades que dejaron escapar para ser mejores profesionales, echaban los consejos de los progenitores al cajón del olvido.

En el mismo sentido, papás y mamás lanzamos el cuestionamiento, cuando nuestros vástagos no hacen lo que pensamos deben hacer: pero si yo le di todo lo que pude ¿por qué se comporta así?

De repente, se nos olvida que quizá no dedicamos todo el tiempo necesario a su educación, no tuvimos el talento requerido para que las criaturas en su momento, aprendieran a amar al Señor y con ello, a respetar las leyes plasmadas en las Sagradas Escrituras.

También los políticos suelen ser víctimas del desasosiego, particularmente cuando no tienen el poder, y atribuyen todos sus males a un complot o persecución de sus sucesores o rivales de contienda.

De su memoria, por conveniencia, borran todas aquellas cosas que los llevan a caer en desgracia: el abuso del poder que se puede traducir en un mal manejo del gobierno en todos sus aspectos, el envanecimiento que sufren al rechazar las tres líneas de conducta que les advierte El Señor deben tener: inteligencia, sensatez y sabiduría.

El trabajador culpa de todos sus males al patrón, el alumno al maestro, el joven a los padres, los políticos al sistema, la iglesia popular a los medios de comunicación, el incapaz al destino, el despechado a su suerte y en la total desfachatez, el apostata a Jehová.

Recordemos lo que nos dice La Biblia en Proverbios 30 versículos ocho y nueve:

“Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte,
Y blasfeme el nombre de mi Dios”.

No me cansaré de decirlo, las enseñanzas de las Sagradas Escrituras nos pueden evitar muchas tristezas si les hiciéramos caso, no olviden jamás una cuestión fundamental: Es Palabra de Dios.

El Señor no se equivoca, Él quiere lo mejor para nosotros, somos sus hijos, redargúyanlo.

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