24 de Abril de 2024
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Ni la tierra se mueve sin la voluntad del Señor
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2017-09-21 - 18:18
Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Apocalipsis 16:18

Los terremotos que han asolado a México, han desatado interpretaciones mal intencionadas que buscan infundirnos miedo, además de hacernos creer que es un castigo de Jehová. Falso.

En el Libro del Apocalipsis, el apóstol Juan, describe todas las revelaciones que se le hicieron, lo dice Apocalipsis 1:1 “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”

Palabras más, palabras menos, Apocalipsis nos ha enseñado a través de todas las generaciones, la Profecía, hecha por el mismo Jesucristo, de los aconteceres que habremos de ver (si nos toca, obvio), cuando el retorno del Todopoderoso esté cerca.

Pero ante esto, si deseamos que nuestro nombre esté escrito en el Libro de la Vida, lo primero que debemos hacer es no tener miedo por todos estos acontecimientos que no entendemos y que erróneamente consideramos que podemos detener con ruegos propiciados por el azoro, más que por el amor a Dios.

Nos dice el discípulo Juan en Apocalipsis 1:3: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”

Aquí está la clave: es menester que entendamos los mandatos divinos: no podemos cambiarlos, tenemos que asumirlos y actuar en consecuencia.

Por lo anterior, ante los fenómenos meteorológicos, es necesario seguir las instrucciones que nos dan las autoridades de Protección Civil, es la forma más adecuada para preservar la integridad física y nuestros bienes, es lo que nos corresponde hacer como ciudadanos del moderno César.

Por otra parte, ante el advenimiento del Señor, lo importante radica en cumplir los preceptos que se nos dejaron en la Biblia, los Diez Mandamientos escritos por Él mismo, y el resto de los libros que fueron redactados por seres iluminados por el Espíritu Santo, eso es lo que nos corresponde como hijos de Dios.

En este sentido, lo que les puedo decir, es que los acontecimientos de los últimos tiempos no deben minar nuestra Fe, el objetivo es seguir abriendo el corazón a Dios, aceptar su misericordia y, aunque parezca difícil de entender, también allanarnos a lo que nos dice Apocalipsis 6:17: “porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”.

Sin embargo, quiero ser muy preciso en algo: nadie más que Él, Nuestro Padre, sabe cuándo será el día de su retorno, no debemos creer en los charlatanes que nos hablan de fechas e inexistentes visiones. Lo que sí podemos decir con certeza, es que las situaciones que le fueron reveladas a Juan ya se cumplieron, estamos en la etapa final, así pues, lo indicado es estar preparados.

Para motivarnos a cumplir lo anterior, chequen lo que nos dice Apocalipsis 3:10 y 3:20

“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

Oren hermanas y hermanos, lean las Sagradas Escrituras, en este caso escudriñen el Libro del Apocalipsis, no tengan temor del Todopoderoso y no olviden lo que nos indica Salmos 91:1:

“El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente”.

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