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JESÚS CURA A LOS ENFERMOS
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2018-02-03 - 20:07
La suegra de Pedro.En este día, 4 de febrero de 2018, celebramos el quinto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Marcos (1, 29-39) el cual comienza así: “Al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles”. Este relato manifiesta, en sus detalles, que fue contado por testigos oculares y hace mención de los primeros cuatro discípulos llamados por Jesús. Se describe la situación en la que estaba la mujer, la curación de parte de Jesús a través de su acercamiento, de tomarla de la mano y de levantarla, y el testimonio de su servicio que demuestra la rapidez y la efectividad de la curación. También se presupone que Simón estaba casado cuando fue llamado por Jesús, aunque no se describe a su esposa.

Otras curaciones de Jesús.Después de la curación del endemoniado en la sinagoga y la sanación de la suegra de Simón, Marcos continúa de esta manera: “Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él”. Este relato pertenece a la memorable jornada de Cafarnaúm y se especifica por el tiempo vespertino y por los dos tipos de enfermos sanados, esto es, personas que padecían diversos males y endemoniados. Jesús no deja hablar a los demonios porque ellosreconocen su verdadera identidad y porque insiste, según Marcos, en guardar el secreto mesiánico. Mientras que los adversarios sobrenaturales de Jesús reconocen su identidad mesiánica, los seres humanos, representados por sus discípulos, necesitan adquirir un conocimiento más completo de Jesús antes de reconocerlo como el Mesías, muerto y resucitado.

La oración de Jesús. El texto evangélico de Marcos continúa así: “De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. Este es el primer momento en que se nos presenta a Jesús orando solo en la intimidad de la noche, en la búsqueda de su Padre Dios para mantener la comunión con Él, para encontrar fuerza, consejo y consuelo en su misión mesiánica. El encuentro amoroso con el Padre lo prepara para continuar su ministerio de salvación. La oración es para Jesús el origen y la cumbre de toda su acción, así como el modelo de vida para todo cristiano.

La Iglesia cura a los enfermos.El dolor y la enfermedad son realidades inevitables en la vida de todo ser humano,que alcanzan perspectivas nuevas al ser asumidos y vividos en unión con el Siervo paciente, con Cristo crucificado y resucitado. La Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, continúa el ministerio sanador de Jesús a través de los Sacramentos del Bautismo, la Reconciliación y la Unción de los enfermos. La oración personal y comunitaria es también instrumento de gracia y de salud para nuestros padecimientos cotidianos. La monición del Sacramento de la Unción de los enfermos dice así: “Estamos reunidos aquí en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que está presente con nosotros. Los Evangelios relatan que los enfermos se acercaban a Jesús para que los curara. Y no solamente los curó a ellos, sino que quiere curarnos a todos, porque a todos nos ama, y por eso murió en la cruz. Nuestro Señor nos enseña, por medio del Apóstol Santiago, la verdad y la eficacia de la unción de los enfermos con estas palabras: ‘Hermanos: ¿Hay alguno enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite, invocando al Señor. La oración hecha con fe le dará la salud al enfermo. El Señor hará que se levante; y si tiene pecados, se le perdonarán”.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa


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