A todo Goliat le llega su David…el exegeta tropical dixit
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De acuerdo a los eruditos, el padecimiento existe desde hace varias centurias y más de un personaje de la historia lo ha sufrido, sin embargo, es hasta hace poco tiempo que los sicólogos identificaron el mal con el nombre de síndrome de Jerusalén.

En resumidas cuentas, el desequilibrio mental radica en que un hombre o una mujer, traten de imitar a personajes bíblicos y vayan por el mundo asumidos en el pretendido arquetipo.

Viene a cuento lo anterior, porque al ser ungido como candidato presidencial del PES, Andrés Manuel López Obrador fue comparado con Caleb, uno de los doce exploradores enviados por Moisés a la Tierra Prometida y que destacó por su fe en Dios.

Un hombre sensato hubiese agradecido el cumplido pero, habría denegado tal grandilocuencia, sin embargo, el tabasqueño fue más allá y equiparó su labor a la realizada por Jesucristo y remató con una barrabasada para justificar que su utilización tramposa de las textos bíblicos, no se riñen con su defensa del Estado Laico.

En efecto, el Hijo del Hombre dijo: “Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Lucas 20:25), pero el comentario era en referencia concreta al pago de tributos, o sea, que el Mesías no tenía por prédica: ‘mandar al diablo a las instituciones’.

Las diferencias entre el real y el imitador son tan abismales, que el aserto llama a ternura.

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