26 de Abril de 2024
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La Fe es el motor que nos mueve
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2018-04-04 - 18:07
Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Hebreos 33-34
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Debemos precisar, de entrada, que la Fe es el motor que nos mueve, cuando la tenemos, cuando no creemos en el poder de Dios, obviamente no somos hombres de Fe, aunque suene enredado, es una reflexión básica y San Pablo lo precisa en Romanos 1:17: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.

Dicho lo anterior, me permito insistir en parte de lo que nos dice Hebreos 11, epígrafe al inicio de esta colaboración: “taparon bocas de leones (…) sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas”.

El mensaje es fundamental, pregunto ¿cómo nos sentimos cuando algún problema nos agobia cotidianamente?, la debilidad de espíritu nos hace blasfemar, creer que somos víctimas de algún castigo divino o peor aún, que nuestro Padre Celestial se olvidó de nosotros. En realidad, la desesperanza se anida en los corazones incrédulos, en aquellos que se alejan de las enseñanzas del Todopoderoso.

Justamente, la Fe, ese motor incansable, nos permite hacernos fuertes en las batallas de la vida, como la enfermedad, la falta de prosperidad y otro tipo de situaciones perniciosas. Pero es en estos momentos complejos, cuando nuestras alabanzas (las mejores alabanzas son aquellas que glorifican a Dios con ejemplos prácticos de vida, o sea: ser hombres justos) al Omnipotente, se convierten en una energía que nos permite sacar fuerzas de la debilidad y con ello ‘tapar bocas de leones’.

Este es un mensaje de Jehová a través de las Sagradas Escrituras y nos instruye con certeza, en el sentido de que la solución a los sinsabores de la vida está en la observancia sin cortapisas de sus Leyes, por más extrañas que nos parezcan.

Pero tengamos claro que no todo se refleja en la prosperidad material, muchas veces la Fe implica renunciar a dichas comodidades, desde luego, porque la mayor Gracia que podemos recibir como galardón a nuestra Fe, es quedar inscritos en el Libro de la Vida para habitar, como nos lo dice Hebreos 11:10: “(…) la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”.

Prueba de lo anterior fue el profeta Moisés, quien pudiendo disfrutar del poder (esa falacia por la que muchos hombres se condenan), prefirió abdicar de ello para dedicar su vida a seguir las ordenanzas del Señor, nos lo narra Hebreos 11: 24-25: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado”.

Sin embargo, entiendo con precisión como humanos que somos, que los instantes que la misericordia divina nos provee son maravillosos cuando se manifiestan en el amor de los hijos, en el disfrute de los alimentos, de un paseo, de la charla con un amigo o en la posibilidad de ayudar al prójimo y sobre todo, cuando tenemos la Iluminación para alabar a Dios.

Hermanas, hermanos, estamos llamados a no detener la lucha, lo que buscamos es superior a cualquier vicisitud que tengamos en el ámbito terrenal, es la posibilidad de alcanzar la Gloria Eterna.

Por ello, aunque en ocasiones el sufrimiento se pueda prolongar, siempre seremos recompensados por el Creador sin mantenemos la Fe, tal vez no en esta vida, pero sin duda, seremos Justificados por Dios Padre para lograr la resurrección el día de su Advenimiento como Rey de Reyes, para vivir en “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”, no lo olvidemos.

Nunca, jamás reneguemos del Señor en las circunstancias complicadas, menos caigamos en idolatría y argumentemos que tal o cual científico afirman que el Todopoderoso no existe, no nos equivoquemos, se los digo con certeza y la convicción de que lo entenderán por la misericordia del Espíritu Santo. Romanos 1:22-25 nos instruye para que no tengamos ningún asomo de duda: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”.

Espero que la disertación haya sido de utilidad.

Me despido como siempre, sugiriéndoles con respeto, que estudien La Biblia. Gracias.


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