Las leyes del mercado electoral lo convirtieron en un indicador reemplazable
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Durante la precampaña, la especie de que José Antonio Meade sería sustituido como precandidato porque no ‘levantaba’, fue difundida con profusión.

No obstante, el ciudadano Meade sobrevivió el fuego amigo y obtuvo el registro formal como candidato, confiados sus patrocinadores en que lograría repuntar en las encuestas.

El caso es, que ya entrados en la tercera semana de la campaña y después de la guerra sucia desatada contra Ricardo Anaya, el suspirante priista que no es priista, sigue estancado en el tercer lugar de las preferencias, por más malabares que sus estrategas inventan.

En este contexto, un columnista cercano al círculo del poder, Salvador García Soto, comentó en El Universal que: “al candidato del PRI, José Antonio Meade, las cúpulas de su partido y del gobierno le han fijado una especie de ‘ultimátum’ ante su nulo crecimiento”.

La fecha límite para empezar a explorar escenarios alternos, la señala el periodista para el 22 de abril, cuando se realice el debate entre los cinco candidatos, mismo que supondría la última oportunidad para que el confundido tecnócrata intente recuperar terreno.

Tratando de ser lo más objetivos posible, diremos que lo que no ocurrió en diciembre, enero, febrero, marzo y lo que va a de abril, está complicado que suceda en un debate. El tiro está cantado y el Tlatoani deshoja la margarita.


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