19 de Abril de 2024
INICIO
Política Columnas Municipios País Orbe Educativas Cultural Sociedad Negocios Farándula Deportes Sucesos
-
PERMANECER EN JESÚS
.
2018-04-29 - 16:29
Jesús es la Vid Verdadera. En este día, 29 de abril de 2018, celebramos el Quinto Domingo de Pascua, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Juan (15, 1-8), el cual empieza así, “Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto”. En el Antiguo Testamento Yahvé Dios aparece como dueño y cultivador de la viña que es el pueblo de Israel. Sin embargo, este pueblo se caracteriza por su constante infidelidad e incumplimiento de su misión salvífica. Cuando Jesús se presenta como la Verdadera Vid, asume en toda su autenticidad la misión que su Padre Dios le ha encomendado. Jesús es la Vid del Padre y el auténtico Israel. Jesús es una Vid divinamente fecunda. El dueño de la vid es el Padre. Él se ocupa de los sarmientos o ramas de la vid. A los sarmientos que dan fruto los poda para que sean más fecundos, a los que no dan fruto los arranca por su esterilidad. En ambos casos, el elemento común es el dolor, el sufrimiento, aunque con resultados muy diferentes.

La Vid y los sarmientos. En seguida, Jesús dice a sus discípulos que ellos ya están purificados por su palabra salvadora. También les especifica que Él es la Vid y ellos son los sarmientos: “Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”. El sarmiento es una ramificación, una parte de la vid y entre ambos corre la misma savia. No se puede pensar en una unidad más íntima. En el plano espiritual esta savia es la vida divina, la gracia santificante que se nos ha dado en el bautismo, esto es, el Espíritu Santo. Esta es una unión más estrecha que la existente entre la madre y el hijo, que lleva aún dentro de su seno. La unión permanente con Jesús hace a los discípulos verdaderamente tales y les permite dar mucho fruto. Además, les otorga la capacidad de hacer sus peticiones a Dios Padre con la plena seguridad de ser escuchados”. La imagen del sarmiento que no puede dar fruto sin estar unido a la vid, sirve para indicar la necesidad absoluta de estar unidos habitualmente a Jesús. Así se entiende la rotunda afirmación de Jesús: “separados de mí no pueden hacer nada.”

Permanecer en Jesús. Los discípulos de Jesucristo sólo podemos vivir nuestra fe por medio de una experiencia personal y vital con él. Es necesario tener un conocimiento interior de su persona y ser animados por su Espíritu apasionarnos como él por un mundo más humano. Los cristianos vivimos hoy preocupados y distraídos por muchos asuntos, pero no hemos de olvidar nunca lo esencial, esto es, que todos somos sarmientos y que sólo Jesús es la verdadera vid. Por eso es indispensable permanecer en él, aplicar toda nuestra atención al Evangelio y alimentar en nuestras familias, grupos, comunidades y parroquias el contacto vivo con Jesús. Tenemos necesidad de acercarnos frecuentemente a las páginas del Evangelio para estar siempre en sintonía con Jesús, a través de la meditación personal y constante de sus palabras y actitudes. El cambio de nuestra vida y de nuestros corazones tiene que venir desde dentro. No basta con los sermones, explicaciones y discursos que nos llegan desde el exterior. La conversión siempre se complementa con el conocimiento íntimo y el aprecio de la vida sacramental, especialmente de los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía, La vida en Cristo, que hemos recibido en el Bautismo, nos permite vivir en la gracia y en el ambiente divino, en la comunión con Dios y en las relaciones fraternas pletóricas de amor, de misericordia, de paz y alegría. Sólo de esa manera podemos colaborar para que la misión de la Iglesia sea viva y eficaz en el mundo que nos ha tocado vivir.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa




________________________________________________________________________________________________________


Otras Entradas

Lo más visto