Son tan predecibles como el destino de la quincena
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Aunque falta poco más de un mes para que terminen las campañas, tenemos claro lo que los contendientes por la presidencia van a decir: uno nos hablará al infinito de la mafia del poder y de su capacidad para combatirla, a partir de moralizarnos a todos con su ejemplo.

Otro insistirá en que el PRI ya se va y que de las dos opciones de cambio, su proyecto representa el futuro y el de ya saben quién el pasado. El tercero seguirá recitando que de todos es el más inteligente, honesto y que le faltan tres segundos para ser santificado.

En virtud de esto, una gran parte del electorado privilegia aspectos insulsos, pero que al menos son divertidos para su manera de entender el mundo, como el célebre tuit de Belinda, manifestando su apoyo al candidato de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’.

En este contexto, es más factible que en las redes sociales se hagan tendencia los lugares comunes como ‘abrazos no balazos’, ‘Ricky Riquín Canallín’ y el tema de la cartera del señor López, situaciones que, obvio, no tienen mayor relevancia.

Bajo esta óptica, sería conveniente que en el futuro, los candidatos se plantearán la posibilidad de sustituir en los ‘cuartos de guerra’ a politólogos, sociólogos, filósofos y expertos en las nuevas tecnologías de la comunicación (que por lo visto no sirven para bendita la cosa), por profesionales e improvisados, en el difícil oficio de hacer reír.



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