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El sino y el signo
del… “ahi se va”
2012-09-25 - 09:30
Ayer, el encargado de Protección Civil municipal, Dahír González Mulato, reiteró lo que la semana anterior había dicho en torno a las afectaciones registradas hace ocho días cuando las intensas lluvias hicieron subir el nivel del río Carneros, lo cual provocó se saliera de su cauce e inundara una gran parte del área limítrofe entre Xalapa y San Andrés Tlalnelhuayocan.
Lo que pasó en esa zona no es algo nuevo ni tampoco es de extrañar, tal como sucede en muchos otros sitios y situaciones con similares características, porque cada vez que había llovido en las partes altas por ese rumbo, bajaba una gran avenida de agua que inundaba esa zona cercana al rastro municipal, aunque, claro, no había tenido la magnitud ni los efectos que en esta ocasión se vivieron.
El año pasado, por esta temporada, sucedió casi lo mismo, se formó una gran corriente que incluso arrastró autos, impidió el paso por varias horas en el transcurso de la tarde-noche y el agua se metió a varios hogares y sorprendió a sus moradores.
En exclusiva se dio en este periódico esa información en primera plana y a todo color, por lo que no hay excusa ni argumento que valga para no haber previsto cuando menos que algo parecido podía sobrevenir, como aconteció, pero obvio, cuando las cosas no pasan a mayores, se omiten y se dejan al tiempo.
Justo es reconocer que en este problema confluyen muchos factores, muchas irregularidades e irresponsabilidad tanto de las autoridades como de los mismos residentes hoy afectados, que van desde la falta de planeación urbana, de regulación y vigilancia en las construcciones, complicidades, hasta la inconsciencia de fincar donde no se debe, incluso invadiendo el área federal, y ya ni se diga desviando el cauce del agua con bardas construidas sin ningún sustento técnico.
Pero lo importante hoy es que el problema ya se presentó, y a como están los tiempos, el clima de cambiado, lo más seguro es que sea recurrente y por lo tanto lo importante no es ver cómo se generó, sino cómo se va a resolver.
De entrada la autoridad municipal se declaró incapaz de afrontar y resolver el problema de fondo, pero sí en cambio ofreció hacer, ipso facto, el proyecto ejecutivo para que futuras administraciones lo lleven a cabo.
Obvio es que con ello se busca calmar los ánimos, atajar las reclamaciones y acallar los clamores; sin embargo, por las experiencias tenidas y vividas, ya se sabe lo que conlleva cuando las cosas se hacen al “ahi se va”.
Cuando los proyectos no se realizan con el tiempo necesario ni considerando todos los factores, situaciones y circunstancias no nada más con base en lo pasado y lo presente, sino en lo futuro, están condenados al fracaso y a veces resulta más costoso el remedio que la enfermedad.
Pero también los proyectos se prestan para hacer una gran cantidad de marrullerías, de porquerías, se inflan montos y emplean materiales de baja calidad con el fin de que los principales involucrados se llenen las bolsas de dinero sin importarles lo que después pase.
Esto está más que visto y sabido, y como ejemplo están la nucleoeléctrica de Laguna Verde, la presa Cerro de Oro, la Estela de Luz, el Programa de Saneamiento Integral de Xalapa y el mismo colector pluvial de Banderilla.
¿Qué va a pasar en este caso?
Lo más seguro es que ese proyecto, si es que se realiza en el papel, en los hechos no se lleve a cabo y quede en el olvido, y si llegara a iniciarse, quién sabe que opinarán y decidirán las autoridades siguientes, a las que se les quede el paquete.

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