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VER PARA CREER
- Reforma laboral, contra viento y marea -
2012-10-01 - 20:01
Lo que en su fundación se le llamó el despertar de los jóvenes --que muchos vieron como el resurgimiento del movimiento de 1968 que definitivamente equilibró la balanza en favor de Andrés Manuel López Obrador en la pasada contienda presidencial--, si en un principio la sociedad mexicana vio con buenos ojos, hoy, como AMLO, se ha radicalizado al punto de olvidar argumentos y recurrir a la violencia.
Este movimiento encontró en el Distrito Federal un importante bastión ya que allí se encuentra la concentración del poder de las fuerzas de izquierda del país.
Sin embargo, al extenderse a los estados, y sin un líder claro --pues recordemos que López Obrador repitió hasta el cansancio que era un movimiento independiente-- no pudo superar las elecciones y aún se comporta como ciertas fuerzas políticas se comportan en comicios: beligerantes, reaccionarios, oportunistas, chantajistas.
El último y más claro ejemplo lo dieron aquí, en el Congreso del estado, donde en una ceremonia para otorgarle el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz a Adela Micha, le arrojaron sendos huevazos mientras agradecía por este reconocimiento.
No llevaban pancartas, no echaron consignas de nada, sólo fueron a violentar, para después huir saltándose la barda perimetral del recinto legislativo.
¿Es ésta la forma de comportarse de un movimiento que lo que dice buscar es la democracia verdadera?
¿Así es como creen que lograrán mostrarle al país que son “el despertar de los jóvenes”, haciendo gala justamente de lo que denuncian, es decir, siendo intolerantes?
Si es así (y así es como ha sido) este movimiento no tiene futuro.

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