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Continúa la deforestación
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2012-10-25 - 03:22

Aunque en México, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), la deforestación ha tenido una tendencia a la baja, sigue siendo una práctica común que afecta a miles de hectáreas cada año.
Los más recientes estudios estiman que, en el país, de 1976 a 1993 se perdieron 29 mil 765 kilómetros cuadrados de bosque y de 1993 al año 2000 se perdieron 54 mil 306 kilómetros cuadrados, esto es, se dio una tasa de deforestación en estos dos periodos de 175 mil y 319 mil hectáreas anuales, respectivamente.
De 2000 a 2005 la FAO documentó una deforestación de 314 mil hectáreas por año, lo que supone una reducción, tendencia que ha seguido durante los cinco años siguientes.
Durante el Tercer Congreso Mexicano de Ecología que se efectuó en abril del año pasado en Veracruz, se dijo que la entidad ha perdido más del 80 por ciento de su cobertura vegetal original, lo cual representaba un problema serio para los veracruzanos, y se subrayó que “el foco rojo era la deforestación que se estaba dando en las partes altas de las cuencas, sobre todo en el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba, y como consecuencia de ello estaban las contingencias ocurridas en 2010, en que hubo inundaciones, deslaves y otras situaciones atípicas”.
Ayer, el director de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, Héctor Narave Flores, denunció que la deforestación en el Parque Nacional Pico de Orizaba se “está conviertiendo en uno de los ecocidios más graves actualmente” en el estado.
Específicamente señaló que en Llano Grande, Puerta del Carnero, Plan de Ojo Salado, Potrero Nuevo, La Mata, Potrerillo y Salto de Agua, gente que no pertenece a esas comunidades está arrasando con los bosques, pues diariamente bajan de esa zona cinco camiones con 10 toneladas de madera cada uno, por lo que de las 19 mil hectáreas que había, en la actualidad la mitad han sido taladas.
Lo grave, según el académico, es que esta febril y ecocida actividad está dando al traste al trabajo que los lugareños y otras instituciones habían venido realizando por años para reforestar esas áreas y tratar de recuperar un poco lo perdido, por lo que pidió a las instancias correspondientes que cumplan con sus responsabilidades dado que no hay vigilancia en esa zona.
Independientemente de que lo denunciado por el investigador sea cierto en su totalidad, en muchas áreas de las faldas del Pico de Orizaba, sin tener que adentrarse tanto, se puede apreciar la pérdida de grandes extensiones de bosque, como ocurre en las márgenes de la carretera que va de Orizaba a Tehuipango, donde algunos cerros lucen totalmente pelones y no se nota actividad alguna de reforestación.
Esto es muy grave, pues al arrasar con los bosques prácticamente se acaba con los ecosistemas naturales, lo que representa un empobrecimiento desde muchos puntos de vista, pues se diluyen alternativas económicas como productos maderables y no maderables, y de fauna silvestre; se pierden bienes y servicios ambientales como retención del suelo, producción de oxígeno, fijación del carbono y el mantenimiento del ciclo del agua, que es vital y es un problema que se hace cada vez más grave, así como se presentan inundaciones y deslaves, tal como sucedió en 2010, que arrasaron poblaciones enteras.
De ser cierto lo denunciado por el académico, las dependencias correspondientes, estatales o federales, deben actuar sin demora y sin miramiento, pues con la deforestación vienen aparejados la degradación y el deterioro ambiental, de los que ya se resienten sus consecuencias.

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