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Inconformidad contra la CFE
2014-02-10 - 11:42
La semana pasada, mientras los medios de comunicación informaban sobre la voluntaria, o forzada, renuncia del contable Francisco Rojas como director de Comisión Federal de Electricidad (CFE), algunos lectores me compartían sus quejas contra la paraestatal.
El origen de ese malestar contra el organismo que presta a los mexicanos el servicio de energía eléctrica, es que está llevando a cabo un programa de instalación de medidores dizque “inteligentes” para uso doméstico.
Y no es que los antiguos aparatos usados por la empresa de clase mundial para cuantificar el consumo de energía hayan sido medio lerdos o definitivamente idiotas, sino que los nuevos, son electrónicos y digitales.
Pero la principal característica de los nuevos medidores es que funcionarán con el sistema de prepago, o lo que es lo mismo, de tarjeta, como las que usan los celulares que no son de plan.
En estos casos, el usuario del servicio podrá disponer de energía eléctrica siempre y cuando haya “recargado tiempo luz” suficiente para que prendan los focos, y automáticamente se la cortarán cuando se le termine el veinte.
En teoría suena aceptable la propuesta y hasta parece que de veras fuera inteligente. El problema viene en la práctica, cuando la confrontamos con los asuntos de la vida diaria y comprobamos que no es tan afortunada como parecía.
La primera dificultad, y causa principal de las inconformidades, proviene de la imposición inconsulta y unilateral de los medidores de tarjeta, que se supone integrarían un esquema voluntario y de libre elegibilidad para el usuario.
Y es que vecinos de algunos sectores de la colonia Punta del Este y otras aledañas, sin aviso de por medio y sin previa autorización de su parte, se quedaron a oscuras durante dos días, “porque la CFE estaba cambiando los medidores”.
Me cuentan que quienes protestaron y pidieron se les retirara ese tipo de “amigo kit de la luz” hubieron de pagar 400 pesos para que los regresaran al modelo anterior, lo que contradice la gratuidad del programa.
Supuestamente se aplicaría sólo al uso doméstico, es decir, sólo al consumo eléctrico en casas habitación.
No obstante, he sido testigo y hasta he padecido la implantación de un medidor de tarjeta en mi despacho, que se supone tiene una cuenta de tipo “comercial”.
Y digo que he padecido, porque independientemente de todos los contratiempos que pueda acarrear el pago anticipado, el dichoso medidor digital era causa de que periódica e inopinadamente fallara el servicio.
Algunos otros quejosos me comparten que, a su juicio, es un sistema injusto, porque impone el pago antes de que se otorgue el servicio, y porque comparando dos consumos más o menos iguales, generan costos completamente diferentes.
Quedan en el tintero muchas otras opiniones que los usuarios tienen contra ese nuevo esquema de cobro, y por muchas otras irregularidades que comete CFE en su contra, como las frecuentes tarifas excesivas e inexplicables.
Ojalá que el cambio de director de este organismo pudiera traducirse en una transformación de la paraestatal en beneficio de los usuarios, para que se convierta, realmente, en una empresa de clase mundial para los mexicanos.

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