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GOLPES DE TIMÓN
2014-03-20 - 13:41
Para los que creían que el gobernador Javier Duarte de Ochoa no estaba en el ánimo del presidente Peña Nieto; para quienes decían que el mandatario estatal no se atrevía a tomar decisiones difíciles o duras; para los que insistían en que era muy consentidor con sus amigos, aunque le estuvieran fallando en su responsabilidad; para los que se enojaban porque veían un discurso triunfalista y alejado de la realidad…para todos ellos esta semana ha resultado de topones.
En la primera premisa, el hecho de que se haya celebrado en Veracruz el acto de conmemoración de la expropiación petrolera de 1938, se puede leer como una señal de aquiescencia presidencial, si no es que de afecto y cercanía, como fue palpable antier en Cosoleacaque.
Y quienes pensaban que al gobernador le temblaba la mano a la hora de enfrentar las “causas difíciles y desesperadas”, pudieron observar una vez más la decisión con la que actúa, y de qué manera se cumplen efectivamente sus indicaciones, por delicadas o complicadas que puedan parecer (aquí habría que señalar que está curtido en enfrentar crisis y hasta tragedias, toda vez que le tocó la peor de las situaciones que ha debido soportar mandatario veracruzano alguno).
Lo de que Javier Duarte era muy pasalón con sus cercanos en el afecto se da de boca con las remociones que se anunciaron ayer y hoy tomarán efecto. Sobre todo las del subsecretario de Finanzas y Administración Gabriel Deantes y del Oficial Mayor de la SEV, Édgar Spinoso, quienes eran considerados –si no del círculo rojo y cercanísimo del Club de la Oficina de 2x2– cuando menos piezas importantes del círculo rosado, que en un momento llegó a mantener una interlocución exclusiva con el gobernador. Y más se adentra el tema porque pesan sobre estos dos personajes –y algunos otros cercanos a ellos– sendas investigaciones sobre su actuación en el manejo de dineros públicos, que podrían tener consecuencias imprevisibles… o más bien previsibles en acuerdo con la percepción ciudadana.
Y para cerrar, en la conferencia de prensa de los lunes madrugadores celebrada en el puerto de Veracruz, al enfrentar el tema de la inseguridad, que fue puesto por él mismo en la agenda, el titular del Ejecutivo manejó un discurso acorde a la realidad, creíble por eso mismo, en el que convino en que los veracruzanos tenemos problemas delicados; que hay delitos endémicos que nos afectan, como los robos y los secuestros; que no estamos en Jauja… pero en apego a la objetividad, tampoco aceptó que estamos tan mal como algunos quisieran.
En lugar de actitudes triunfalistas que molestan a la opinión pública, el gobernador Javier Duarte de Ochoa hizo la precisión de los bretes de seguridad pública que padecemos y anunció medidas adicionales para atacarlos, como la creación de la Policía de Colonia y el programa Vecino Vigilante.
Buena la nueva estrategia, que urgía, y ya se están viendo resultados. A ver hasta dónde llega.
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