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QUIÉN DICE: ¡YO!
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2014-06-10 - 12:00
La moneda está en el aire en relación a la posibilidad de que el periodo del próximo gobernador sea acortado… por única ocasión, con el propósito de homologar las elecciones.
En la iniciativa enviada ayer por el gobernador Javier Duarte de Ochoa al Congreso del estado, se contemplan las candidaturas independientes, pero no la reelección ni acortar periodos de gobernador, diputados y alcaldes próximos.
Acción Nacional, en voz del diputado Julen Rementería, sí propone la reelección de legisladores locales, que el próximo gobernador dure dos años, los diputados dos y los alcaldes un año por única vez.
¿Quién demonios se interesaría por invertir y realizar campaña para gobernar sólo dos años? ¿Qué valiente querría luchar por la alcaldía de… un año?
Ciertos políticos acaso decidirán no participar en las próximas elecciones, sino esperar hasta las siguientes, pero otros se la jugarán, aunque no sea lo mismo un sexenio que un bienio o un quinquenio.
Ni a “Pepe” ni a Héctor Yunes les causaría gracia la idea de desgastarse para gobernar dos añitos, aunque quién sabe. ¿Y qué tal y son cinco?
Tampoco los Yunes panistas estarían dispuestos a competir para conquistar el poder por tan reducido lapso. ¿O sí?
Y ya ni se diga un potencial alcalde de un año. De por sí los ciudadanos no confían en promesas, menos si saben que estará tan escaso tiempo en el cargo.
Levanten la mano los osados que deseen participar en el próximo proceso electoral.
Eso sí, quien pretenda el cargo como negocio personal, o sea, para enriquecerse, ni se meta, porque gastaría más de lo que obtendría con tráfico de influencias o saqueando las arcas públicas.
En cambio, a cualquier ciudadano honrado, inteligente, preparado y con mucha imaginación, le bastarían 12 meses para dejar huella positiva en la historia… si se lo propone.
Sin embargo, para qué complicarse la vida con elecciones para periodos tan breves, mejor dejen que por esta ocasión el Congreso del estado designe gobernador provisional, sustituto o interino, como cuando Dante Delgado relevó a Fernando Gutiérrez Barrios, en 1988.
Lo mismo en los municipios, como en 1986 cuando Manuel Fernández Ávila suplió a Salvador Valencia Carmona en la presidencia de Xalapa.
Se ahorrarían las campañas y este dinero lo utilizarían en beneficio del pueblo durante su efímera gestión.

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