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PUDO SER MUY GRAVE, Y TODO POR INEPTITUD DE FUNCIONARIOS
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2014-10-01 - 09:51
La historia comienza como todas las historias en este país. Años de promesas incumplidas. Familiares muertos en el traslado, mientras una clínica se comienza a construir en 2005 y a la fecha no se termina. Caminos inexistentes o en muy mal estado. Pueblo harto de falsas promesas y de engaños, y sobre todo, algo extraordinario, un alcalde, un presidente municipal al frente de su pueblo, acompañándolos, sin importar si se enoja el gobernador o quien sea.
Un día deciden que tienen que tomar otras medidas, pues por su condición de indígenas, y de no hablar español, todo mundo les miente y no se resuelve nada. Así que: “Vamos a Xalapa a protestar”, es el grito de batalla.
Se reúnen y viajan en camión, en taxis rurales, en automóviles propios, pero alguien en Xalapa se entera y manda a los granaderos a detenerlos en la carretera entre Fortín y Chocamán. Les impiden su libertad de tránsito sin justificación, y los dejan sin poder reclamar lo que tanto les han prometido y jamás cumplido.
Deciden bloquear esa carretera, y nadie les hace caso… Deciden bloquear la autopista a la altura de la caseta de Fortín, y… nadie les hace caso… Ni a ellos ni a todos los ciudadanos afectados por una mala decisión tomada en Xalapa por algún alto funcionario cómodamente sentado en su escritorio.
Pasan las horas, y nadie los atiende. El responsable de la tranquilidad en el estado, el secretario de Gobierno, Erick Lagos, está muy ocupado atendiendo otros asuntos, y no toma medidas para resolver el bloqueo carretero. Mientras más y más mexicanos se ven afectados, y los habitantes de Soledad Atzompa más y más ofendidos por la absoluta desatención a sus quejas. Se dice que son alrededor de 3 mil los movilizados.
Cerca de las cinco se desesperan aún más por ser ignorados, y porque saben que están afectando a terceros, pero ni así les hacen caso. Deciden caminar en Fortín para llamar la atención… Nada pasa.
Molestos deciden bloquear también la carretera federal a ver si así les hacen caso, y nada. Alguien de Gobernación pregunta qué demandan, y contestan que son carreteras –a una le faltan 200 metros nada más–, terminar el hospital, un bachillerato para que sus hijos no viajen horas a los de municipios vecinos. Se pasa el reporte a Xalapa, y nada.
Desesperados observan cómo llegan contingentes de granaderos y policías del Mando Único a concentrarse protegiendo el palacio municipal de Fortín. Mientras tanto, personas malintencionadas corren rumores de que hay agresión a automovilistas, a peatones, piedras, palos, bambúes, conatos de violencia que nadie confirma, sin embargo los habitantes de Fortín temen que se desate el vandalismo.
Muchos fortinenses llegan a sus casas pensando que pasará lo peor, pues nadie informa nada. Nadie dice que los manifestantes son pacíficos y no hay nada que temer. Los funcionarios temen equivocarse, y los habitantes de Fortín disponen en sus casas armas para defenderse de una posible agresión, pues no hay policía que los proteja, salvo algunas camionetas de seguridad pública que circulan a gran velocidad y con temor.
De repente, el velo se descubre. Los policías alrededor del palacio municipal no están para proteger a la población. Llegaron como escoltas para un grupo de secretarios de estado que llegarán por aire en unos minutos.
La imposibilidad de comunicarse con los grupos de bloqueo genera más incertidumbre. En su inmensa mayoría no hablan español, sólo náhuatl, y los de la ciudad no conocen el idioma de sus ancestros.
Llegan los funcionarios estatales, después de más de nueve horas de bloqueos, y sólo hasta que hubo presión con más bloqueos y más bloqueos, y más molestias a ciudadanos mexicanos causadas por su desatención. Estos señores se sientan a negociar, y la SSP sugiere que como primer punto se solicite que se levanten los bloqueos en calles y avenidas de Fortín, ante el riesgo de que cualquier malentendido genere un acto de violencia, y se encienda un polvorín de manifestantes indignados por la desatención del gobierno y ciudadanos mal informados y preocupados por su propia seguridad, que depende de ellos mismos, pues la SSP sólo está para proteger a los funcionarios recién llegados.
Cinco horas más tarde, a la una y media de la mañana del día siguiente se logra convencer a los manifestantes con nuevas promesas, las cuales nadie sabe si serán cumplidas. Y todos se retiran a sus casas.
Los ciudadanos de Fortín entendieron y aprendieron que en caso de ser una manifestación violenta, no cuentan con nadie que los defienda, y deben estar preparados para defenderse solos.
Los turistas que sufrieron el bloqueo aprendieron que no hay que visitar estados donde no hay quien desactive un problema de esta magnitud, y donde nadie le presta atención a un bloqueo carretero donde hay mujeres y niños con necesidades propias de su sexo y edad, porque son ciudadanos de tercera. Aquí sólo los funcionarios públicos son ciudadanos de primera junto con sus socios en la iniciativa privada.
Los veracruzanos de la zona centro del estado aprendieron que ningún funcionario va a atender sus obligaciones a menos que la situación se torne muy tensa. Horas y horas de espera a que los señores secretarios consideraran que su presencia era necesaria por lo peligroso de la situación.
Penoso el esfuerzo del gobernador, desde España, tratando de arreglar el asunto por teléfono y de último minuto, en lugar de haberle prestado atención y tener conocimiento de un problema que se estuvo gestando durante mucho tiempo, pero nadie en gobierno del estado se dio cuenta, ni pudo desactivarlo.
Esto es Veracruz. Un estado donde se evita el libre tránsito de personas, se genera un problema mayúsculo y no se atiende, todo con el fin de que no hubiera manifestación en Xalapa; donde las leyes se aplican a conveniencia, y donde Seguridad Pública existe para los gobernantes pero no para los gobernados.
Un estado en donde por ineptitud de los funcionarios públicos involucrados pudo haber estallado una pequeña guerra con heridos y muertos, todo por la falta de información de la autoridad a los habitantes, y su falta de atención a quienes pagan sus sueldos.
Un estado donde hay que hacerle un monumento al alcalde de Soledad Atzompa, por contestarle al gobernador que el que manda es el pueblo y no el gobierno, y que si el pueblo quiere seguir la protesta y el bloqueo, el gobernante está para obedecer y seguir la protesta y el bloqueo hasta que sean atendidos.
Una última lección a todos aquéllos que tienen reclamos: bloquea una autopista y una carretera federal juntas; bloquea también calles y avenidas de una ciudad que tomes como invasor, y así, sólo así, los grandes funcionarios de Xalapa se distraerán de sus ocupaciones para atender tus peticiones y escuchar tus demandas, después de nueve años de reclamos suaves y discretos que no sirvieron para nada.
Éste es el México que les estamos dejando a nuestros hijos… O lo componemos nosotros o les tocará a ellos.

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