Veracruz siempre ha tenido personajes, pero qué digo personajes, personajazos de la farándula política; unos viejazos que son el ideal y envidia de quien se precie ser priista de los viejones, de ésos de hueso colorado.
Con chambas de por vida producto de fuertes recomendaciones, dinero a manos llenas y auxiliares equivalentes a la sensual “Lady SSP”, así como compadres de peso y de pesos, se dan vida de reyes.
Son los poseedores de mansiones que sonrojarían al mismo Michael Jackson, ranchos que harían ver cuán equivocados pasaron por la vida caciques como Cirilo Vázquez Lagunes y Suburban´s mejores y más equipadas que “La Bestia” de Obama.
Ése, ni más ni menos, es el estilo de quienes son totalmente Palacio… totonaca, como es el caso de Vito Lozano.
Son las historias de quienes pasan impunes por la vida, más bien por su doble vida –la pública y la privada– que llevan.
La esfinge Vito Lozano, hoy responsable del jurídico del Congreso del estado, es objeto por estos días de la censura pública.
Su atropellado paso por el escenario público ha dado lugar a que le revivan páginas vergonzosas de su andar, en el que destacan transas, acoso sexual en las oficinas de las que se ha servido, desprestigio al gremio –él es abogado– y la condena legislativa, la federal y la estatal que ya mismo reclaman su cabeza.
Vito Lozano, sin embargo, es para sus defensores un gran abogado, un servidor público que ha resuelto importantes asuntos de estado en materia jurídica y que ha llevado en alto al Foro de Abogados que representa a nombre de Reynaldo Escobar, que es la mano que mece la cuna.
Contados y contadas con los dedos de una mano son quienes defienden no sus acciones nefastas, sino su prestigio de abogado, aunque al final del día gana la mala percepción que de él se tiene en el ámbito político, lo cual hace inminente su retiro del Congreso del estado.
Ha sufrido tal desgaste mediático que para el propio Poder Legislativo estatal ha llegado el momento de apartarlo, particularmente muy a pesar de quien lo llevó a esa sede confiando en su prestigio, hoy menguado.
Y es que lo de Vito Lozano se convirtió en un problema de estado que pasó a ocupar las primeras planas de los diarios y medios estatales por temas de un laudo a favor de ex trabajadoras del Congreso estatal, así como repetidas transas y denuncias escondidas de acoso sexual.
Así, este venerable anciano que pareciera no rompe un plato, carga sobre sus espaldas tamaña historia de poder y riqueza mal habidos que sonroja de envidia al viejo priismo, al chicharronero, al de la “Dictadura Perfecta”.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo