"La monotonía genera aburrimiento” - Proverbio francés

Dice el mexicano de a pie, que nuestro país está a un tris de que se lo lleve la tristeza; de paros y protestas la población esta hasta la madre… y del actuar de las autoridades, también.
El México de Enrique Peña Nieto está en convulsión, el aparato de estado ha quedado desfasado, desarticulado, simple y lisamente desmembrado, sin pies ni cabeza.
La función del estado de adelantarse a los eventos o fenómenos sociales, simplemente no funciona más.
El desarrollo de todo un equipo de inteligencia que por muchos años funcionó, con el paso del tiempo colapsó por la falta total de cuadros dedicados a la prospección y análisis de datos e información.
Hoy, aun cuando las instancias de gobierno generan información de los hechos que ocurren en el país, son mínimos los capacitados para evaluar y dar seguimiento a todo ese cúmulo de información.
Aunado a ello, el aparato de estado quedó desfasado, sin liderazgo ni mando capaz de debatir las propuestas que le son presentadas tanto al presidente, como en sus casos a los gobernadores.
El cúmulo de paros y protestas que a diestro y siniestro sufre nuestro país y claro está Veracruz, son la muestra más clara de que todo el aparato quedó rebasado.
De nada sirve generar la información de los posibles hechos si no se cuenta con los organismos o las áreas responsables de analizar y conducir la información hacia escenarios futuros.
El costo actual de los sistemas de inteligencia del país rebasa los montos inimaginables, presupuestos superiores a los 100 mil millones de pesos, que de nada sirven a México sin un replanteamiento de procesos.
Veracruz vive condenado al paro, a la manifestación, porque así conviene a un sector del gobierno, al cual le ayuda hacer como que se hace cuando en la realidad no se opera nada.
Lo que importa es ¿cuánto cuesta la movilización? y ¿qué beneficios pudiera atraer?, es decir, hoy llegan campesinos, se gestiona y por ende alguien más obtendrá un beneficio –ahí el negocio.
La política actual de paros y protestas se está convirtiendo en la vía ideal para el retroceso y la falta de desarrollo, pero eso sí, generadora de una buena maleta de billetes que a la postre beneficia sólo a unos cuantos, mientras cientos reniegan del gobierno y de su incapacidad operadora.
Va siendo tiempo para que los responsables de la política interior del país y del estado, convoquen nuevamente a un selecto grupo de expertos, se capaciten, y con ello se replantee el escenario de acción para la atención de marchas, plantones o expresiones sociales.
Porque si no, estaremos condenados a la desgracia y a la voluntad del dejar ser y dejar pasar.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo