30 de Abril de 2024
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DESDE CATALUÑA - Amadeo Palliser Cifuentes
El riesgo de sucumbir a la monotonía, a la rutina
2024-04-17 - 11:35

 


 


Amadeo Palliser Cifuentes / Barcelona 


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La lectura de los diarios, el seguimiento de tertulias radiofónicas, etc., difícilmente nos aportan noticias positivas, que nos permitan elevar el ánimo, más bien al contrario; y hoy, particularmente es otro día gris, otro más, como intento explicar a continuación.


Hoy, en el Ara, coinciden las siguientes noticias:


1 –


La muerte del filósofo y ex-eurodiputado Josep María Terricabras i Nogueras (1946 – 16 de abril del 2024), a los 77 años, autor de gran cantidad de obras especializadas y otras de divulgación, pero rigurosas como las primeras. Entre estas últimas me parece interesante resaltar tres obras muy populares:



  • ‘Atreveix-te a pensar: la utilitat del pensament rigorós a la vida quotidiana’ (Atrévete a pensar: la utilidad del pensamiento riguroso en la vida cotidiana) (edit. La Campana, 1998),

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  • ‘Raons i tòpics: catalanisme i anticatalanisme’ (Razones y tópicos: catalanismo y anticatalanismo) (edit. La Campana, 2001),

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  • ‘I a tu, què t’importa?: els valors, la tria personal i l’interès col.lectiu’ (¿Y a ti qué te interesa?: los valores, la elección personal y el interés colectivo) (edit. La Campana, 2002);


pues, esta pequeña selección, ya es suficiente para mostrar el interés de Terricabras para propiciar la concienciación de la sociedad basándose en el razonamiento individual.


Sobre el particular, Silvia Marimón, en su artículo en el Ara, comenta que:


‘Terricabras siempre defendió que la filosofía es también el cultivo de la defensa personal y colectiva. Lo hizo en su última clase como profesor emérito de la Universitat de Girona: ‘El cultivo de la filosofía es el cultivo de la defensa personal que, al generalizarse y ampliarse, va construyendo la defensa colectiva, va fortaleciendo la condición de ciudadanos y el sentido de humanidad’. En aquella clase también pidió a sus alumnos que fuesen ‘rigurosos en el pensar’ y que ‘pusiesen su capacidad al servicio de más débil’’.


2 –


En ese mismo diario, Antoni Bassas entrevista al cantante Raimon, y entre los diferentes temas tratados, me ha parecido interesante resaltar las siguientes ideas, una íntima y otra más social:


La primera, al comentar la vida con Annalisa, su esposa desde 1966, muy castigada por enfermedades (dos tumores malignos, uno en cada pecho, en 1983) y, en general, habiendo pasado momentos muy feos, Raimon dice que llegó a pensar que, si su esposa se iba, había pensado en el suicidio, que se iba con ella, que eso lo tienen los dos muy claro, lo tienen hablado.


La segunda, que se ha sentido prisionero del personaje público de Raimon, que eso le ha planteado importantes dudas constantemente, pues no le daba la libertad para evolucionar, que gran parte del público lo había encasillado en la lucha política, pero que él ha cantado a Ausiàs March, a Salvador Espriu, etc.


‘He sido mucho del Partido Comunista italiano (*), que no era nada estricto ni rígido. Aquí había el PSUC, que era más que un club, pero no he estado nunca en ningún partido político. Esto posiblemente viene de mi padre, que era anarcosindicalista. Era duro constatar que la izquierda era inactual. No hemos tenido suerte.


Me sacó de quicio Paco Umbral cuando escribió: ‘A Bob Dylan lo hizo la Guerra del Vietnam, y al Raimon lo hizo Franco’. Y eso es la típica estupidez de Umbral, que dijo muchas. ¡Qué cojones me ha hecho Franco! Justo al contrario. Mi padre en la cárcel, un hermano de mi madre fusilado… Esto es lo que Franco mi hizo a mí. Y va éste y dice que, si no hubiera sido por la dictadura, las canciones del Raimon no habrían existido. Si yo sólo hubiera hecho el ‘Diguem no’ (Digamos no), aún. Pero también había hecho desde Espriu a Ausiàs March. Pura ignorancia. 


(*) la esposa de Raimon es italiana, y han pasado largas temporadas en su país.


3 –


Siguiendo con el Ara de hoy, encontramos una entrevista de Sarah Lyall (The New York Times) a Salman Rushdie, titulada: ‘Cuando estás tan cerca de morir, esto se queda contigo’, con motivo de la reciente publicación de ‘Knife’ (Cuchillo), (edit. Random House).


En esa entrevista Rushdie, comenta que escogió ese título ya que cuchillo significa muchas cosas: el lenguaje puede ser un tipo de cuchillo, si lo que se corta es la verdad’.


Y señala que ‘la visión de los Estados Unidos sobre la seguridad es que, si crees que estás en peligro, coge una pistola, o bien, encuentra alguien con una pistola (…) pero, para mi, era una especie de libertad, que me permitió tomar mis propias decisiones.


Pero el 12 de agosto del 2022, cuando hablaba de City of Asylum, una iniciativa que proporciona refugio seguro para los escritores amenazados, un hombre vestido de negro le dio 10 puñaladas (…) por lo que vio que su final había llegado, y pensó ‘así que eres tu, estás aquí’, y después, pensó ‘¿de verdad?, ¿por qué ahora, después de todos estos años? Ahora piensa ‘I’m just Ken’ (sólo soy yo) (*), que su vida, su privacidad es suya y solo suya, sin estar poseído por la rabia.


(*) en alusión a la canción que cantó Ryan Gosling en los Óscar.


4 –


Ferran Sáez Mateu, publica su artículo titulado ‘Irán, Israel: el odio larvado’, que me ha parecido muy ilustrativo, pues explica que erróneamente, se considera un cronograma imaginario en el que la animadversión contra Israel comenzó justo el día de la creación, el 14 de mayo de 1948 (…) cuando el odio a los judíos es muy anterior a la creación del estado judío.


‘El 21 de marzo de 1935, en pleno ascenso de la Alemania hitleriana, Persia cambió oficialmente de nombre y pasó a llamarse Irán, que significa ‘país de los arios’. El general Reza Pahlavi no se limitó a este insólito cambio de nomenclatura para hacer la rosca al Führer. Se convirtió también en un entusiasta colaborador de los nazis, así como el principal socio comercial de Alemania, y compitió en esta actitud servil con la principal autoridad religiosa palestina de la época, el Gran Muftí de Jerusalén, Hajj Amin al-Husayni. Se conservan fotos suyas saludando efusivamente al arquitecto del Holocausto, Heinrich Himmler, o escuchando con devoción al mismo Adolf Hitler.


De Al-Husayni se conserva también una imagen especialmente siniestra pasando revista a una unidad bosnia-musulmana integrada en las SS, mientras, sonriente, hace el saludo fascista. Murió el 1974 en Beirut y fue enterrado (con honores) en el Cementerio de los Mártires.


Cuando Persia cambió su antiquísimo nombre por el de ‘país de los arios’, o cuando Hajj Amin al-Husayni hacía el saludo fascista a un escuadrón responsable de actos terribles contra los judíos de Bosnia, el Estado de Israel todavía no existía (…)’.


Todos estos comentarios me han parecido sumamente interesantes a nivel afectivo y emocional y, también, cultural, pues, por ejemplo, el último citado me ha mostrado, una vez más, mi oceánica incultura.


Por eso, debemos esforzarnos para seguir los consejos del citado Terricabras, para que nuestro pensamiento sea más riguroso y coherente. Así podremos salir de la rutina, de la monotonía, que nos atenaza.


El término monotonía, etimológicamente, viene del griego ‘monos’ (solo, único, solitario, aislado, abandonado, separado) y ‘tonos’ (tono, tensión, ritmo, modo), en definitiva: falta de variedad.


Al respecto, el poeta Konstandinos Petru Kavafis (1863 – 1963) escribió el siguiente poema:


 


‘Monotonía


 


(1908, del libro Poesías Completas, edit. Hiperión, 1997)


Sigue un día monótono a otro igualmente monótono.


Las mismas cosas sucederán de nuevo, una y otra vez.


Las mismas circunstancias nos toman y nos dejan.


 


A un mes sigue otro mes igual.


Lo que vendrá fácilmente se adivina;


Serán las mismas cosas de ayer.


Y el mañana nunca parece ese mañana.


 


La cantante Shakira Isabel Mebarak Ripoll (Shakira, 1977) también canta al respecto, dedicándola a su expareja, Gerard Piqué, pero que, en grandes líneas podemos aplicarnos los independentistas catalanes:


 


‘Monotonía


 


No fue culpa tuya ni tampoco mía


fue culpa de la monotonía.


Nunca dije nada, pero me dolía


yo sabía que esto pasaría.


 


Tú en lo tuyo y haciendo lo mismo


siempre buscando protagonismo


te olvidaste de lo que un día fuimos


y lo peor es que


No fue culpa tuya ni tampoco mía


fue culpa de la monotonía.


Nunca dije nada, pero me dolía


yo sabía que esto pasaría.


 


De repente ya no eras el mismo


me dejaste por tu narcisismo


te olvidaste de lo que un día fuimos


 


Tú distante con tu actitud


y eso me llenaba de inquietud


tú no daba’ ni la mitad


pero sí sé que di más que tú.


 


Estaba corriendo por alguien


que por mí ni estaba caminando


este amor no muerto, pero está delirando ya


 


De lo que había ya no hay na’


te lo digo con sinceridad


tú estás frío como en Navidad


es mejor que esto se acabe ya.


 


No me repita la movie otra vez que esa ya la vi


Bebé, yo te quiero, pero es que yo me quiero más a mí.


Es un adiós necesario


lo que un día fue increíble se volvió rutinario.


no me saben a nada tus labios


ahora es todo lo contrario y lo peor es que


No fue culpa tuya ni tampoco mía


fue culpa de la monotonía.


Nunca dije nada, pero me dolía


yo sabía que esto pasaría.


 


Tú en lo tuyo y haciendo lo mismo


siempre buscando protagonismo


y te olvidaste de lo que un día fuimos.


 


No fue culpa tuya ni tampoco mía


fue culpa de la monotonía.


Nunca dije nada, pero me dolía


yo sabía que esto pasaría.


 


Y para superar todo tipo de rutinas y de monotonías, debemos esforzarnos, para superar el fatalismo generalizado, que generan, pero está claro que todo cambio requiere la voluntad de hacerlo, y la disposición para gastar las energías precisas, que son mucho más que las que requiere la mera continuidad.


La resistencia al cambio se justifica por el miedo a la pérdida de la rutina, pues, si bien es cierto que, en muchas ocasiones, la rutina proporciona una aparente libertad y una mayor eficacia productiva, en realidad, toda monotonía acaba con las ilusiones y con la creatividad, y, en definitiva, la frustración, que comporta una mayor pérdida de energías, .


Efectivamente, nos cuesta romper las rutinas y los hábitos, ya que nuestro cerebro está configurado para la estabilidad y la resiliencia.


Fisiológicamente, nuestro cerebro está formado por tres zonas:



  • El más profundo es el instintivo / reptiliano, es el más antiguo y su objetivo es el de ahorrar las energías, preservarlas.



  • En segundo lugar, tenemos la zona emocional / límbica, que tiene por finalidad la supervivencia.

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  • Y, en tercer lugar, está el neocórtex, que es la zona pensante, responsable del razonamiento lógico y consciente. En esa zona está el lóbulo prefrontal, en la que se sitúa la toma de decisiones y el autocontrol, si bien, apenas el 5% de nuestras decisiones son conscientes, mientras que el 95% son inconscientes.


En definitiva, tenemos dos zonas del cerebro destinadas al ahorro de las energías y la supervivencia, y, si, además, sólo el 5% de nuestras decisiones son racionales, es entendible que seamos reacios a los cambios, que, como he señalado, requieren mayor dedicación de energías.


Atendiendo a todo esto, si queremos ser realmente libres, en todos los sentidos, personal y colectivamente, debemos ponderar nuestras energías, para dedicarlas a la consecución de nuestros deseos y, para ello es preciso romper con la rutina, con la monotonía que nos domina, como se explica en la siguiente fábula tibetana:


‘La monotonía


Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. Me caigo dentro, estoy perdido, impotente. No es culpa mía. Tardo una eternidad en salir de allí.


Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. Hago como que no lo veo. Vuelvo a caer dentro. No puedo creer que esté en ese mismo lugar. No es culpa mía. Todavía tardo mucho tiempo en salir de allí.


Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. Veo que está allí. Caigo dentro, es un hábito. Sé donde estoy. Es culpa mía. Salgo inmediatamente de allí.


Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. Paso por el lado. Caigo dentro. Es culpa mía. Pero salgo rápido.


Bajo por otra calle, no hay hoyo, no caigo.


(https://rincondeltibet.com)


Es decir, si no cambiamos, si no aprendemos, si no rompemos nuestra rutina, seguiremos cayendo; y seguiremos dependientes del reino español.


Por eso, y, siguiendo con Terricabras, debemos atrevernos a pensar, para evitar ser esclavos de nuestro propio personaje social (como apunta Raimon), y para ello, necesitamos información objetiva (como señala Sáez).


Sólo así podremos llegar a ser independientes.


 


amadeopalliser@gmail.com



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