Cuando este 2014 está por finalizar, se suma a la lista de errores garrafales de militantes “distinguidos” del Partido de la Revolución Democrática, el accidente que protagonizara el ex director del DIF en la ciudad de México y ex coordinador de la policía de proximidad del centro histórico de la ciudad de México en el gobierno de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente –sólo falta que este último salga a decir que no lo conoce–; así es, hablamos del actual delegado de Iztapalapa en el Distrito Federal, demarcación capitalina que es gobernada, como casi todas, por el sol azteca y que paradójicamente tiene el mayor presupuesto asignado y los mayores índices de marginación.
Jesús Salvador Valencia Guzmán, de 40 años de edad, fue el hombre que acaparó las miradas de los medios de comunicación al accidentarse en su camioneta Grand Cherokee 2015 luego de que se le “atravesara” una camioneta estacionada en la colonia Jardines del Pedregal de la delegación Álvaro Obregón.
Y es que no existe pecado alguno cuando alguien por accidente choca su vehículo a causa de una falla mecánica; o tampoco es de alarmarse cuando un conductor daña otro vehículo por alcance al no poder frenar a tiempo por descuido o por falta de reflejos. Vaya, todos tenemos derecho a equivocarnos y el tener un percance automovilístico no debe ser motivo de escarnio o pleito político. Mucho menos si como lo comentó el sitio oficial en su área de prensa, el delegado de Iztapalapa se encontraba agripado, razón por la cual conducía con ciertas dificultades. Lo sospechoso o incongruente radica en el manejo de versiones que se utilizaron para cuidar la figura de este funcionario público, el cual dio a distintas casas periodísticas versiones que no coincidían entre una y otra, todas provenientes de él o de su oficina.
A Milenio el delegado le comentó que se dirigía al hotel Camino Real para sostener una reunión con su dirigente partidista, el diputado Héctor Bautista, mientras que a El Universal le comentó que venía de una fiesta y a otros medios informativos de la ciudad de México les explicó que iba a “El Pedregal” con rumbo a su domicilio para encontrarse con su esposa. Llama la atención también que el jefe delegacional de Iztapalapa vive en otros rumbos por los cuales caminó alguna vez para pedir el voto, y según reportajes como los transmitidos en Azteca TV el viernes 19 en punto de las 22:30 horas, afirman ciudadanos de Iztapalapa que poco se ha vuelto a parar por ahí.
Las incongruencias del funcionario capitalino van más allá de un simple accidente por mucho o poco aparatoso que éste haya sido. Al ser entrevistado mencionó que le gusta viajar solo sin compañía de choferes o escoltas, ya que el dinero del erario no quiere utilizarlo para uso de su cuidado personal. Comentó que generalmente él maneja su camioneta sin compañía de nadie, la cual es de su propiedad, aseguraba hasta antes de que se dieran a conocer documentos oficiales que revelan que el vehículo es propiedad de una empresa que ha hecho trabajos de distinta índole para la delegación que dirige Valencia Guzmán y la cual ha prestado servicios para distintos rubros, entre los cuales resalta el de “desarrollo social” por un monto de 48 millones de pesos.
Últimamente han quedado al descubierto cómo “se las gastan” algunos connotados perredistas. Esto no quiere decir, estimado lector, que los demás partidos estén exentos de malos manejos o de militantes poco honestos, pero al menos en estos últimos meses de 2014 quedó muy destapada la cloaca de parte de la podredumbre interna que tiene el partido que fundara el ex perredista Cuauhtémoc Cárdenas.
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