Amadeo en estos tiempos de cambios y definiciones es acaso el político -ortodoxo e institucional- que más ha lamentado el estado de cosas que se viven en Veracruz resultante de la impericia y novatez, así como arrebatos en la forma y estilo de gobernar observados en la última década.

Amadeo, incapaz de atentar contra la institución pero tampoco dispuesto a arrodillarse, ha aguantado vara como los buenos. Incapaz de atentar a la figura del gobernante, pero tampoco someterse de manera ignominiosa.

Amadeo, para quienes los conocen, en uno de los más valiosos activos de la política veracruzana. Su voz tiene un peso específico y su experiencia supera y con mucho a los iniciados de la política del Duartismo.

Acaso por ello caló a la cúpula lo expresado por este hombre institución que ha sido ministerio público, secretario de gobierno, dirigente priista, procurador, diputado federal, funcionario del gobierno de Enrique Peña Nieto y una veintena más de cargos relacionados con la seguridad pública.

¿Qué fue lo que dijo?
Pues en el marco del encuentro de “Vía Veracruzana”, don Amadeo dijo que la organización que lidera acompañará todo aquel proyecto, aquel esfuerzo, aquella aspiración, sin importar su origen, que tenga como único propósito hacer de Veracruz un estado con gobernabilidad.

¿La ruptura?
No. Acaso la precisión de no someterse a líneas políticas en donde no hay concordancia y se transita por un estado fallido.
Bien sabe este hombre de gesto adusto que la Fidelidad está en franca agonía y que el escenario para un hombre como él, institucional y priista, habrá de girar en torno a quienes traigan una propuesta de cambio, de rectificación del rumbo, de fin al saqueo.

No se puede interpretar de otra manera lo dicho por Amadeo, quien se hizo acompañar de gente de alto prestigio político como Alejandro Montano y Miguel Angel Díaz Pedroza, al momento de advertir que hay voces que buscan construir o perpetuar proyectos propios… pero (sic) “no podemos repetir en el futuro los errores del pasado reciente”.

Amadeo no cree en los Ericks, ni Silvas; tampoco en los Mota o cualquier “ismo” que pretendan el perpetuamiento (esas no son palabras de él), lo que Amadeo asume es que “Nuestro objetivo debe ser encontrar solución a los problemas de todos y no a la circunstancia de unos cuantos… La confrontación, la división y el ejercicio perverso del poder no caben en una sociedad que tiene sus objetivos bien definidos”.

La apuesta de Amadeo, en efecto, no es por la Fidelidad, sino por un abanderado que encarne el cambio por el lado del PRI en donde asoman Pepe y Héctor.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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