Mientras los responsables de la política económica acuerdan recortes al monto global del presupuesto público federal del año entrante –previa aprobación de la nueva Cámara de Diputados- en los estados hay mucha preocupación por la forma en que se puede encarar este fenómeno sin trastocar las líneas de gobernabilidad y lo que contribuya, se supone, al desarrollo.
Las autoridades hacendarias dicen que la tijera será ni más ni menos que de 135 mil millones de pesos en 2016.
En tanto en que el tiempo que transcurre de este 2015 es de 160 mil millones de pesos de un global de presupuesto de egresos aprobado de 4 billones, histórico,respaldado por la reforma fiscal y los ingresos petroleros, éstos, a la baja como es sabido y que dejan en claro que en economía, dicen los meros expertos, es difícil atinarle con frialdad y precisión.
Es así que entre 2015 y 2016 la cifra es de 259 mil millones de pesos. ¿Mucho, poco?
El presidente Enrique Peña Nieto ha sido muy enfático en señalar que estos ajustes presupuestales no afectarán los programas de asistencia social, en particular el Prospera y la Cruzada Nacional contra el hambre, así como el seguro popular y el resto del sector salud. Seguridad y defensa, los intocables en la historia reciente, poco, menos aún salarios de sus altos mandos que los envidiaría hasta el señor Obama.
También impuso a los gobiernos estatales emprender programas de reingeniería presupuestal –que no es más que bajarle a los gastos y si se puede a la burocracia- y aguantar, como se dice, vara, hacerse eficientes y aplicar los recursos etiquetados.
Lo que sí viene a trastocar es educación e infraestructura.
En educación por ejemplo, le bajaron siete mil 800 millones de pesos en el recorte anunciado en enero anterior por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
Afecta principalmente el Programa Escuelas de Tiempo Completo, 10 mil 369.4 millones; Apoyos a centros y organizaciones de educación, 578.3; Proyectos de infraestructura social del sector educativo, 1 mil 089.5 y Actividades de apoyo administrativo, 10 mil 396.2.
En infraestructura afectó decididamente proyectos como los trenes México-Querétaro y México-Toluca, así como el peninsular en Yucatán y Quintana Roo, no se diga carreteras y uno que otro aeropuerto, como el de Xalapa.
El aeropuerto internacional de la Ciudad de México, en terrenos federales de Texcoco, va, aun con las observaciones en contra de los ambientalistas, geólogos, protectores de la naturaleza, de miedo el asunto aunque parece que va.
Peña Nieto requiere entonces una Cámara de Diputados en su favor, pues el tema del presupuesto, exclusivo de esta institución gubernamental, será determinante, por lo cual estas elecciones son claves en medio de tantas tormentas de imagen, sobre dosis de spots políticos y candidatos a modo, con el fin de no trastocar más los lazos de gobernabilidad, confianza y credibilidad.
Atraque 1: Las autoridades ambientales tienen que entrar más a fondo en la preservación de las selvas, que de diez millones originales en los estados de Veracruz, Chiapas y la Península, se reducen a dos millones y de éstas en estado ideal quedan como 200 mil hectáreas. Hay desforestación, en algunas zonas más. Si la federación anda trastocada en esto, los estados con esas últimas reservas, más, y eso que México es después del Amazonas, la segunda reserva en el mundo.


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