Se ha especulado –y quizá con relativa razón– que el próximo candidato del PRI a la gubernatura de Veracruz lo va imponer el presidente Enrique Peña Nieto en función de que el Jefe del Ejecutivo federal necesitaría contar en esta estratégica entidad del Golfo de México con un operador político y financiero, probadamente confiable y eficaz, para garantizar la instrumentación de las reformas estructurales que ha venido impulsando su régimen, sobre todo en materia energética.
Pero, ante la parálisis y flaquezas de su gobierno, todo hace suponer que los primeros frutos de estas reformas no le tocará cosecharlos a Peña Nieto sino a su sucesor. El pasado 25 de junio, por ejemplo, el Presidente reunió durante dos horas a su gabinete y les urgió a involucrarse más para acelerar la implementación de las reformas. Al encuentro asistieron 17 secretarios y los directores de la Comisión Federal de Electricidad, Pemex, IMSS, ISSSTE y el Comisionado Nacional de Seguridad, así como personal cercano a Peña Nieto.
Les enfatizó que la urgencia es porque dichas reformas deben contribuir al crecimiento de la economía nacional para que los beneficios sean tangibles para las familias. El Presidente llamó a sus colaboradores a redoblar esfuerzos y concentrarse en las acciones que permitan cumplir con los cinco ejes de su gobierno: educación, prosperidad, acción global, seguridad e inclusión.

Durante los últimos meses, en prácticamente todos sus actos, el Presidente ha insistido en que el gobierno debe poner en acción las reformas para que los ciudadanos sientan ya los beneficios en sus bolsillos. Una semana antes, el 19 de junio, Peña Nieto afirmó ante unos 3 mil indígenas y pobladores del estado de Hidalgo que para su administración las reformas no son sólo una “letra inscrita en ley”, sino que deben aterrizarse y dar resultados.
“Al gobierno hoy le ocupa llevar hasta el final la feliz conclusión y concreción de estas reformas”, dijo.

La petición a su gabinete se realizó días después de que la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) informara, en su “Reporte Mundial de Inversiones 2015”, que México había salido de los 10 primeros lugares de los países que reciben más inversión extranjera directa, ocupando ahora la posición 13.

El propio mandatario federal ha señalado que las reformas han despertado el interés de un sinfín de empresarios de distintos países para invertir en México, principalmente en energía y telecomunicaciones. “Las reformas estructurales que hemos impulsado abren nuevos espacios de oportunidad, nuevas inversiones, en sectores en los que anteriormente había restricciones”, expuso la semana antepasada ante inversionistas del sector inmobiliario, a los cuales dijo que trabajaba en la ejecución plena de la nueva normatividad.

Coincidentemente, al otro día de esta reunión de gabinete en Los Pinos, el viernes 26 de junio, entrevistado en un noticiero radiofónico sobre la elección de su sucesor en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, César Camacho se abstuvo de mencionar los nombres de los posibles aspirantes a sucederlo en la presidencia del CEN pero sí adelantó el perfil que deberá cubrir el nuevo dirigente priista: “Tiene que ser gente con empaque político, con una militancia probada, con sintonía absoluta con el proyecto de país que encabeza el presidente Enrique Peña Nieto, conocido y conocedor entre el priismo nacional, y gente sensible a la incorporación de mucha más sociedad a los quehaceres políticos y partidarios”.

Pero cinco días después, ante las menciones de que el diputado federal saliente Manlio Fabio Beltrones –a quien Camacho sustituirá a partir del 1 de septiembre próximo en la coordinación del grupo de diputados del PRI en la siguiente Legislatura federal– sería el candidato idóneo para presidir el CEN del Revolucionario Institucional, el mexiquense vetó tácitamente al ex gobernador de Sonora, el cual es considerado también un fuerte aspirante a la Presidencia de la República para la sucesión de 2018.

“Me parece que la persona que llegue allí (dirigencia del PRI), debe dedicarse en cuerpo y alma a armar un partido que tiene, en cada año de los venideros, retos. El año que entra hay 13 elecciones, 12 de ellas de gobernador; y debe armar un partido para 2018, para la elección del candidato a la Presidencia”, dijo Camacho Quiroz en el programa de televisión por internet Pablohiriart.com, en el cual puntualizó que los estatutos no mandatan que el dirigente del partido se abstenga de ser candidato presidencial, pero de lo que se trata es de que “haya un ejercicio libre, holgado, y que haya fair play, juego limpio para todos”.

Y advirtió que quien tome el cargo como líder nacional del PRI no podrá repetir lo mismo que hizo Roberto Madrazo en 2006, cuando el tabasqueño preparó su candidatura mientras dirigía al partido tricolor, lo que derivó que en esas elecciones el Revolucionario Institucional obtuviera menos votos y diputados.

Así, pues, habrá que esperar a ver cómo define Peña Nieto la sucesión en la dirigencia del CEN del PRI porque es posible que esa circunstancia incida también en la inmediata selección del candidato tricolor al gobierno de Veracruz, pues el priista que llegue a la gubernatura tendrá que operar en la sucesión presidencial de 2018 en esta entidad que después del Estado de México y el Distrito Federal –un feudo que se disputarán el PRD y Morena– posee el tercer padrón electoral del país.

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