Pasada la jornada comicial del 7 de junio y ante la cuasi conclusión del proceso electoral federal intermedio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, ha llegado el momento de evaluar fríamente la situación que se vive en diversas plazas del país.
Aun cuando en los hechos el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se alza con el mayor número de curules en la Cámara de Diputados la realidad es que el resultado se ve y se lee menos alentador en el mediano plazo.
Según el boletín número 33 del Observatorio de las Finanzas Públicas de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, que coordina Hilario Barcelata se afirma que “a pesar del pésimo desempeño que ha tenido el actual gobierno estatal en Veracruz, evidenciado en una enorme deuda pública, en un caos financiero y administrativo que impide cumplir hasta con los compromisos del pago de nómina, los escandalosos actos de corrupción dentro del aparato estatal, la crisis del aparato productivo, el incremento del desempleo y la pobreza.”
A pesar del escenario, el PRI ganó en Veracruz 16 de 21 distritos electorales, esto es el 76 por ciento del total. Un triunfo pírrico, sorpresivo, pues se estimaba que se daría un importante revés como castigo al desempeño del gobierno estatal, pero eso no sucedió.
Barcelata se cuestiona ¿Por qué ganó el PRI en Veracruz? La respuesta esboza tres posibles factores: primero, el perfil del votante; segundo el alto nivel de abstencionismo y tercero y último la cantidad de votos nulos.
Pero vayamos por partes, el perfil del votante referido por el investigador apuntaría a que el resultado obtenido por el PRI se deben en gran medida al factor condicionante de su capacidad socioeconómica pues en donde ganó, la ignorancia y la pobreza de la población fueron claves para que candidatos llenos de miedo, ávidos de fuero y cargados de dinero de sospechosa procedencia, tuvieran éxito aplicando sospechosas prácticas para la obtención del voto.
Ejemplos de este escenario tenemos los distritos la población en pobreza en promedio es muy alta: en Tantoyuca la población en pobreza equivale a 80 por ciento del total de su población, en Papantla es 76 por ciento, Zongolica 75 por ciento, Acayucan 73 y Martínez de la Torre y Coatepec 71 por ciento de pobreza.
En contraste los distritos ganados por la oposición se distinguen porque en su conjunto muestran una proporción de población en pobreza relativamente baja, tal es el caso de los dos distritos Veracruz ganados por el PAN que solo tienen 31 por ciento de su población en pobreza, así como los distritos de Coatzacoalcos y Xalapa ganados por MORENA, donde la población en pobreza es de 37 y 39 por ciento respectivamente.
Es decir el PRI gana donde existe pobreza, donde se sigue especulando con ella.
Cuando Barcelata se refiere al abstencionismo, concluye que los mayoría de los ciudadanos no salieron a votar en la pasada elección como reflejo del hartazgo de que las elecciones, pues consideran que no es el mecanismo de construcción de buenos gobiernos, pero su abstención fue determinante en los resultados generales.
Desgraciadamente el factor abstencionismo fue determinante, pues de la totalidad de los distritos electorales de Veracruz el número de votos no emitidos fue 3.4 millones, mientras que el número total de votos emitidos para los partidos ganadores fue de 827 mil, es decir, la abstención fue cuatro veces superior a todos los partidos ganadores.
Peor aún, la premisa de votos nulos, provocó que muchas personas salieron a votar en las pasadas elecciones para anular su voto, con el convencimiento de que ello dejaría claro a los políticos que la sociedad tiene poder para castigar a los partidos y a los gobiernos y expresar su enojo en las urnas, convencidos de que eso podría representar un cambio en los resultados electorales. Nada más alejado de la realidad. La ley elimina los votos nulos y recalcula el total de votos sin considerarlos, por lo que anular el voto equivale a abstenerse, es decir, no sirve para los propósitos que se persiguen. Gracias al voto nulo los partidos a los que se quería castigar resultaron ganadores.
En el horizonte inmediato el PRI tendrá ahora si una prueba de fuego, en donde todo indicaría que el comportamiento no será el mismo, esperemos que ahora si la ciudadanía se dé cuenta que su participación vale –como dice el eslogan de un comercial–.
Al rato no valdrá lamentarse.
Al tiempo.

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