ESTÁ VISTO que el proceso interno para renovar la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, es tan solo una formalidad que los mismos estatutos reglamentarios, exigen.

Sin embargo, esta visto también, que la última palabra la expresará el Presidente de la República, en su calidad de primer priista del país, independientemente, de que ahora, es, sin duda, el dedo elector.

A diferencia de los dos sexenios panistas, el PRI, se mantuvo solamente con la fuerza emanada de los propios Estados, donde los Gobernadores, hicieron, prácticamente, lo que quisieron, sirviéndose, como quien dice, con la cuchara grande. Hoy, las cosas son distintas. El mandamás del país, es también el mandamás del Partido tricolor, de cuyas siglas ha salido y se mantiene en el poder.

Por eso, ahora más que nunca, llama poderosamente la atención el proceso de renovación de la dirigencia nacional priista, porque en estas acciones, van de por medio diversos intereses políticos que necesariamente, tienen o tendrán que ver con el trabajo político del PRI.

Hasta ayer, diversas especulaciones se hacían respecto a quien se le encargará, así dicho, simplemente, la responsabilidad de conducir al partido oficial, todavía, se dice, de las grandes mayorías. Nombres, nombres y más nombres, ha sido la baraja que juega el mismo titular del Poder Ejecutivo Nacional. Evalúa, como ya hemos dicho, cada una de estas cartas que se encuentran en la palma de su mano, con la posibilidad de que llegue, incluso, a sacrificar a cualquiera de su grupo político, con el propósito de mantener la estabilidad política en el PRI, y consecuentemente, en el ámbito de su propio gobierno, que en los recientes días ha sido golpeado por las encuestas ciudadanas que se realizan.

No será fácil para el presidente, llegar a una conclusión, porque existen muchos otros personajes que sin ser de su grupo político, han marchado junto a él, lo han respaldado, le han sido fieles seguidores y desde luego, puntos de referencia para el fortalecimiento político del instituto político.

Mientras tanto, ayer, fueron llamados a reunirse los representantes de las dirigencias estatales, de los gobernadores, de los Senadores y diputados Federales, en un gran cónclave, que tiene que ver directamente con la emisión de la correspondiente convocatoria, para que a partir de mañana, comience el registro de fórmulas, un hombre y una mujer, para competir por la dirigencia nacional.

Ante este panorama y las circunstancias que rodean a este proceso, lo más probable, como lo asumen muchos analistas políticos, que sea una sola fórmula la que se registre con la finalidad de que en la misma vaya el hombre que quiere el Presidente. Lo demás, es formalismo.

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EFECTIVAMENTE, el municipio de Xalapa, no se compone, solamente, con el centro histórico y sus más cercanas colonias. No, también existen congregaciones que se encuentran dentro de la misma circunscripción, por lo que, sabemos, que tanto las autoridades locales de cada uno de estos lugares o bien la propia ciudadanía, demanda constantemente la atención de las autoridades municipales y con toda razón.

Por tal motivo, el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, toma en cuenta todas estas circunstancias, de tal manera, que el presupuesto municipal, abarca a colonias y demás congregaciones que es común se encuentren abandonadas por el propio ayuntamiento.

Hoy, las cosas son distintas y se consideran a todos los ciudadanos de estas congregaciones como pertenecientes al Municipio de Xalapa, con todos los derechos que tienen los colonos y los propios habitantes de la zona urbana de la también capital del Estado.

En reunión de trabajo sostenida con los agentes municipales de la zona rural de Xalapa, el alcalde Américo Zúñiga Martínez, refrendó el compromiso de seguir trabajando por elevar el bienestar de las familias de esta zona perteneciente a Xalapa, quienes demandan mejores servicios municipales.

No hay duda, Zúñiga Martínez, no es de los políticos que olvidan, sino de aquellos que reconocen que el compromiso contraído, tanto en lo personal, como de su propia administración, es con todos, sin menospreciar a nadie y menos dejarlos en el abandono, como ha sucedido en otras ocasiones.

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HOY ES SEIS de agosto. El mundo se encuentra de luto, al recordar los acontecimientos del año de mil novecientos cuarenta y cinco, cuando por una decisión gubernamental de los Estados Unidos, dos importantes ciudades de Japón, fueron, prácticamente destruidas por una bomba atómica.

Este fue el acontecimiento que terminó, se dice, con la segunda guerra mundial, pero dejó una gran destrucción con miles de personas muertas y otros tantos miles de personas mutiladas, siguiendo, con posteridad, la aparición de diversas enfermedades, como el cáncer, generado por las mortíferas radiaciones del llamado instrumento de la destrucción.

Hace algunos años, el periodista Felipe Bustos García, escribió un interesante libro, conseguido a base de muchas entrevistas e investigaciones realizadas entre “los que no murieron”, esta última frase es con la que se titula dicha obra y que es bueno recordar para poder leerla por el interés que despierta sobre este tema.

Aún cuando han pasado setenta años de aquel momento difícil para Japón y para el mundo, nadie puede olvidar este pasaje de la humanidad.

Su recuerdo, tan solo, da pavor, pero también una especia de reflexión anual sobre lo que nunca debió haberse hecho.

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DEFINITIVAMENTE, nada se conseguirá en materia vial, ya sea en esta capital veracruzana, o en el resto de la entidad, mientras no se regule verdaderamente al transporte público de pasajeros.

Los taxistas, se dice, son un mal necesario, aunque no lo tiene que ser durante tanto tiempo, porque de alguna manera, las autoridades de Tránsito del Estado, tienen que intervenir, instrumentando un programa bien definido para mejorar la imagen de las ciudades ante el turismo nacional e internacional, que cada día que pasa, vista más al Estado de Veracruz.

Es de lamentarse, que los taxistas, sigan siendo los más groseros de la calle, los más prepotentes para manejar, los más imprudentes, los más generadores de accidentes, los menos atentos con los pasajeros, los más violentos y para terminar, los más sucios y montados en vehículos que son una desgracia para los turistas en general.
Aclaro, hay sus excepciones.
Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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