Sin haber sido publicada la convocatoria de renovación de la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional (PRI), todo indicaría que el gran elector de este instituto político –Enrique Peña Nieto- habría respetado sus acuerdos y sus compromisos.
Algunos refieren que la reciente gira por Francia habría sido el escenario propicio para conversar con el actual líder de la fracción parlamentaria del PRI en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones y ahí afinar los detalles para su llegada a la dirigencia de su partido.
La realidad es que en política nada es casualidad, mucho menos es casuístico, por el contrario todo es medido, calculado, analizado, estudiado y vuelto a recalcular, para muchos lo pasado es pasado y no cuenta, pero en la realidad, en la práctica del ejercicio profesional de la ciencia política, todo paso se estudia y se trabaja con tiempo.
Así los pactos y acuerdos sucesorios no se determinan faltando la mitad del gobierno, o al cuarto para las doce, la realidad es que se pactan desde el momento mismo de conocerse la sucesión inmediata anterior y se reserva, se cuida, se mantiene en secreto y no se vuelve a tocar el tema más que entre los involucrados, que por lo general solo son dos.
Corría el 3 de mayo de 2011, el escenario restaurante Palm, del hotel Presidente Intercontinental, en Polanco, en la ciudad de México, el motivo, una comida, el artífice de la reunión el entonces presidente del PRI, Humberto Moreira.
En ella, solo cuatro personas, el tema decidir la candidatura presidencial del PRI y evidentemente inclinar la balanza para el retorno del partido tras 12 años de gobiernos panistas.
En su momento, se informaba que el encuentro tenía como objetivo zanjar las diferencias entre priistas y la oposición, tras la negativa de los primeros al no aprobar las reformas en materia política, laboral y de seguridad nacional en la Cámara de Diputados, propuestas por el entonces presidente Felipe Calderón.
En el fondo los acuerdos serían de mayor alcance, se trataba de plantear quien sería el candidato, y fijar las reglas de cómo se tendría que operar para con ello asegurar la aprobación de un paquete de reformas, que hoy conocemos, y que en su momento se habrían que garantizar.
Pero de esa reunión debía de salir también el acuerdo de quien en el futuro lejano, en el periodo que nadie desea ocupar, estaría la continuidad al proceso anterior.
De este modo, el sonorense, tuvo que reservarse ante el carisma, la frescura de Peña Nieto, quien traía ya su pacto con la televisora que habría logrado construirle una imagen, que le posicionaba en las encuestas como el gobernador más popular, y a la postre lo convertiría en presidente de México.
De esa reunión salió quienes serían los coordinadores de las bancadas en el Senado y en la Cámara de Diputados.
Presentes estuvieron el líder de la CNOP, Emilio Gamboa Patrón entonces coordinador de los diputados priistas en el Congreso de la Unión y el propio Manlio Fabio, que entonces coordinaba a los senadores.
De aquella reunión de poco más de tres horas, el único que no figura actualmente dentro del espectro político, es Humberto Moreira, los otros tres se mantienen vigentes.
Por ello, la llegada de Beltrones no es casual, mucho menos fortuita, y lo catapultarán a la candidatura natural a la presidencia de la República en el 2018.
Ahora la pregunta flota en el aire ¿Quién será el personaje que una vez que se haga oficial el anuncio del próximo candidato del a la presidencia, ocupe el espacio de reserva para el futuro que tarde o temprano llegará?


Al tiempo.

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