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Sin aviso
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2015-08-08 - 09:01
La tarde del reciente 1 de agosto llegó la noticia: Marco Aurelio Carballo López, de 73, murió.
Fue una larga lucha de las muchas emprendidas de distinto orden, desde su natal Tapachula hasta esta última y definitiva. Acompañado de Patricia Zama y sus hijos, Bruno y Mario, concluyó su existencia en su casa familiar de Coyoacán.
Los medios colectivos de comunicación dieron amplios pormenores de las disciplinas profesionales y artísticas que le distinguen, con un sitio ganado a pulso en la cultura nacional: periodismo excepcional en todos sus géneros y en la escritura creativa, estilo único.
Difícil pensar en Carballo sin otras cualidades de su personalidad: buena mesa, buenos tragos, cine, lecturas, ejercicio, medicinas, vitaminas, disciplina, orden.
Imposible dejar de lado lo que cultivó con esmero, respeto y solidaridad, siempre: sus amigos. Como en botica chiapaneca, sí pues, de todo. Unos ya le acompañan, otros le brindaron un homenaje el pasado mes de julio en la Ciudad de México.
No quisiera omitir nombres de estos contemporáneos, la lista es, por fortuna, larga. Vale mencionar a algunos participantes en su camino (véase al final). Conste: altas, bajas, despeñaderos incluidos.
Todos fuimos parte de un proyecto determinante en la apertura del régimen priista y de la presión social frente a los reclamos de cambio de la naciente democracia mexicana. Con la perspectiva de don Jesús Reyes Heroles, allá en los años setenta, el diario Unomásuno conjugó con tino información y conocimiento en aras de una nación distinta en lo que a desarrollo toca.
FLASHBACK
Son las 12 de la noche allá por los setentas: Marco Aurelio Carballo sostiene una conversación áspera, de esgrima, con Abelardo Martín en un bar restaurante de Insurgentes. Le digo a Abelardo que ya estuvo suave de tantos escarceos con Carballo y me reta a un duelo escolar. Salimos, nos damos un poco, hasta que Fernando Macías nos desata, y hasta creo que le tocó un golpe extraviado en el espacio. Todos terminamos, de nuevo amigos, hasta el amanecer, hasta hoy.
La guerra en Nicaragua en el 78 le quedó a pulso. Conocía los vericuetos centroamericanos, conocía a sus pobladores, mujeres y hombres, porque desde su natal Tapachula tuvo convivencia con ellos. Entendía ese español y sus laberintos, viendo de cerca el fuego, la sangre, los heridos, los muertos, la derrota y la victoria, la caída del dictador Anastasio Somoza y compañía. Siempre a salvo de caer de alguna buena o mala puntería en esos días aciagos.
Carballo era muy dado a salir sin aviso de cualquier parte, fuera desayuno, comida, cena, fiesta, coctel, conferencia, exposición, presentación de libros. Sin mediar palabra huía solo o con Zama cuando le acompañaba a extraviarse en las penumbras de la gran ciudad. Cuando volteábamos -¿Y Carballo? A saber.
La corresponsalía del Unomásuno a España fue una forma de exilio. Calle o viaje. Ha dado cuenta de lo importante que fue esa salida, luego de contribuir de forma determinante a la presencia que logró ese diario en el mosaico de medios de comunicación y la historia que sigue.
¡Ah! La lista, espero que sea lo más completa posible:
Fernando Macías Cué, Guillermo Ibarra, Rafael Cardona, René Avilés Fabila, Kateri Aragón,Marta Zilli, Sergio Vonowagen, Julio del Río, Rafael Ramírez Heredia, Agustín Gutiérrez Canet, Raúl Pérez López Portillo, David Martín de Campo, Aline Peterson, Mónica Lavín, Elías Chávez, Miguel Reyes Razo, Abelardo Martín Miranda, Gonzalo Álvarez del Villar, Arturo Sánchez Aussenac, Rodolfo Guzmán, Víctor Manuel Juárez, David Siller, los hermanos Ramírez de Aguilar (Jorge Fernando, Emilio y Alma Rosa), Antonio Andrade, Amalia Frías, José Reveles, Guillermo Mora Tavares, Eduardo Mora Tavares, Federico Gómez Pombo, Fernando Belmont Acero, Salvador Estrada, Federico Enríquez, Armando Rojas Arévalo, Roberto Vizcaíno, Carlos Reynaldos, Beatriz Pagés Rebollar, José Pagés Llergo, Manuel Becerra Acosta, Julio Scherer, Humberto Musacchio, Francisco Gómez Maza, Guillermo Vega, Miguel López Azuara, Armando Rojas Arévalo, Ana Aurora Espinoza, Alberto Carbot, Francisco Cárdenas Cruz, Víctor Avilés, , Raymundo Rivapalacio, Francisco Cárdenas Cruz, Guadalupe Irízar, Roberto Bolaños, Roberto Martínez Maestre, Gonzalo Martínez Maestre, Miguel Ángel Velázquez, Benjamín Domínguez Olmos, Fernando Martí, Miguel Ángel Granados Chapa, José Carreño, José Cárdenas, Joaquín López Dóriga, Miguel Badillo, Víctor Manuel Torres, Marta Zarak, Christa Cowrie, Pedro Valtierra, Aarón Sánchez, Héctor Aguilar Camín, René Arteaga, Manuel Arvizu, Francisco Cárdenas Cruz, Fernando Benítez, Froylán Flores Cancela, Joaquín Armando Chacón, Gerardo de la Torre, Hernán Lara Zavala, Vicente Leñero, Silvia Molina, Braulio Peralta, Bernardo Ruiz, Guillermo Samperio, Ramón Márquez, Rodolfo Rojas Zea, Enrique Sáenz de Sicilia.
Así se ha ido ahora, sin aviso, la tarde anaranjada del 1 de agosto.
Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores.

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