Al señor Javier Duarte le pasó lo que a la caricatura Virgilio Andrade, titular de la Secretaria de la Función Pública, quien luego de seis meses de investigación y sesudo análisis llegó a la conclusión de que el presidente Enrique Peña Nieto era inocente de todas las raterías que le endilgan.
El gobernador de Veracruz, quien a lo largo de cinco años navegó en la incertidumbre esquivando definir cuánto heredó de deuda pública de Fidel Herrera y cuanta contrató a la largo de su mandato, que un buen día, el pasado 17 de agosto, a propósito de nada sale del closet y declara que debemos 44 mil 470 millones de pesos.
¡Pero, qué necesidad!, dirían los clásicos.
Y es que tras la “sincera” afirmación el mundo se le vino encima.
No bien salía del tema del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, asesinado con cuatro mujeres en la Narvarte de la ciudad de México, que tan brutal desprestigio le provocó arrollando de paso a Peña Nieto, cuando decide echarse un nuevo trompo a la uña.
Tanto descalabro en materia de corrupción, tanta crisis política y desgarre social, tanta denuncia de que “Duarte miente” sobre acciones reales de la Auditoria Superior de la Federación en torno a investigaciones de la PGR por corrupción, que el ciudadano gobernador ha de haber dicho “¡pues qué tanto es tantito!”.
No midió los alcances y de nuevo, le aconsejaron mal.
Lo de las revelaciones de deuda pública abrieron las compuertas del descontento ciudadano que exige le expliquen dónde fueron a parar los miles millones de pesos. Dónde están las obras que acreditan el gasto y por qué hay 500 mil pobres más en Veracruz desde su arribo al poder.
El Congreso del estado, ORFIS, la Cámara de Diputados de México, los senadores de la república, en lo particular su ex amigo Pepe Yunes y los técnicos de las finanzas del sector privado y universitario ya por lo pronto salieron a corregir al gobernante, a exigirle precisiones y a pedirle no esconder realidades que hablan de al menos 80 mil millones de deuda pública.
En paralelo en la ciudad en México se encendieron los focos rojos, particularmente en la Secretaría de Hacienda, quien pide la mediación del Presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, el senador José Francisco Yunes Zorrilla, para ayudar a aliviar las finanzas y que el gobierno del estado siente las bases de una inmediata reestructuración considerando que en lo inmediato el gobierno de Duarte necesita 5 mil millones de pesos para sacar al buey de la barranca para lo que resta del año.
La tozudez, sin embargo, le volvió a ganar.
El pasado lunes 24, Duarte salió a declarar “a nombre de toda la sociedad” que declina la ayuda de Pepe Yunes.
Cuestionado en torno a lo dicho por el propio senador priista Yunes Zorrilla, en el sentido de que la deuda asciende a más de 90 mil millones de pesos, aseguró que ya explicó en su mensaje pasado con "bolitas y palitos", la deuda lo cual se puede corroborar con los documentos públicos.
Y ¿qué cree usted que pasó?.. Pues que los documentos públicos aparecieron. En el portal de la SHCP se da cuenta que, en efecto, no son 44 mil millones, sino 87 mil millones.
Lo que ha seguido para el gobernador es una desafortunada feria de cifras.
ORFIS informa, en su clásico papel de alcahuete, que las cifras del “señor gobernador” son las reales. Finanzas por su parte bandea al sostener que son 39 mil millones de pesos de deuda más cinco mil millones que no pagaremos los veracruzanos “tan solo cubriremos los intereses”.
El PAN por su parte afirma que a quien debe explicarse la deuda con “palitos y bolitas” es a Duarte, ello tras mostrar que tan solo en los últimos ocho meses el gobierno se ha endeudado con 6 mil millones de pesos, según datos del congresista Julen Rementería.
Son demasiadas cifras… ¿a quién creerle?
“La deuda pública de Veracruz es por 51 mil 950.5 millones de pesos”, reconoció Francisco Garrido Sánchez, diputado presidente de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, el día de ayer.
Desglosó que la deuda estatal es por 44 mil 470.8 millones de pesos, la deuda de los municipios por 3 mil 855.9 millones de pesos y se tiene un pasivo de 3 mil 623.8 millones de pesos referente a proveedores y prestadores de servicios.
Aunado a ello, la operación cotidiana que fundamentalmente se refiere a proveedores y contratistas, de acuerdo al último informe trimestral del gasto público, alcanzó un monto de 3 mil 623.8 millones de pesos.
Ahí están pues los nuevos números en donde de nuevo no se incluyen los pasivos que rebasan los 26 mil millones de pesos.
La gente de a pie no entiende bien a bien tanta explicación financiera, pero si le queda claro que en los próximos 30 años nosotros y nuestros hijos pagaremos lo que hoy comprometieron nuestros gobernantes.
Son nuestros políticos que ya van de salida, los mismos que nos dejan con el paquete y que se lanzan a vivir a Europa donde estarán fuera del alcance de la pregunta obligada tras el atropello “¿Apuntaron las placas?
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo
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