24 de Abril de 2024
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Para los Políticos, Mis Respetos
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2016-04-28 - 09:40
“…Los días de abril transcurren con noticias escalofriantes. La sensibilidad social está severamente golpeada por hechos sangrientos. Los nudillos de la barbarie y el caos sacuden a todo el país. Por
todas partes hay desgarramientos de lo que se llama el tejido social. La gente está enardecida porque no sólo es echada de sus trabajos como consecuencia de los recortes de personal forzados, sino porque no hay paz, no se encuentra por más que se le busque un equilibrio que permita una vida estable para la mayoría de las familias del país. La economía no mejora, los sueldos no alcanzan, el dinero escasea por todos lados y brota, más que nunca, frustración y repudio sin límites hacia una clase política que no responde a las demandas de la gente porque no quiere o no puede…”: Ricardo Ravelo Galo, en su artículo “La fantasía presidencial”.

La razón por la que más admiramos a los políticos es la misma por la cual ya no volveremos a participar en política; su pasmosa capacidad de resistir el aburrimiento.
En el cumplimiento de nuestro deber, frase justa, tuvimos que asistir demasiadas veces a mítines, reuniones de masas, mesas redondas, asambleas, juntas de planeación, simposios, conferencias, discursos y toda la infinita gama de pretextos usados por los políticos de todos los tiempos para justificar su paso por la tierra.
Confesamos que en numerosas ocasiones nos hemos quedado dormidos. Lo que no podemos explicar aún es cómo pueden los políticos profesionales mantenerse despiertos o por lo menos parecer despiertos a lo largo de las horas, los días, los meses y los años que suelen durar los eventos a los que dedican su tiempo. Nos preguntamos si no usarán una especie de almidón, algún ‘espray’ o cualquiera de esos modernos artilugios creados por fabricantes de cosméticos para mantener su párpado superior arriba, el inferior abajo y el ojo fijo y pelón, como si nada.
Algunas veces cuando por razones propias de nuestra profesión y contrarias a nuestra voluntad hemos permanecido en una de esas jornadas de labor política, nos hemos defendido echando a volar la imaginación mientras los demás echan a volar sus palabras. Ellos en lo suyo con su rumor de fondo y nosotros en lo nuestro como si trajéramos nuestra grabadora en el cráneo.
El procedimiento de fuga mental no es invento nuestro. Lo aprendimos en un libro leído hace muchos años que se llama “El peregrino de la estrella”. Trata de un preso sometido a torturas que lograba soportar el dolor separando su mente de su cuerpo, pensando en otra cosa mientras lo picaban, mutilaban, quemaban, torcían, golpeaban o fustigaban. Los verdugos en lo suyo mientras él peregrinaba en su propia estrella. Cuando su mente regresaba veía el cuerpo castigado y sangrante, pero no había sufrido dolor. Es un procedimiento tan eficaz como difícil. Creemos que todos los políticos, sobre todo los nuevos cuadros del PRI que está armando Amadeo Flores Espinoza, deben conocerlo. Pero también los periodistas que son invitados a las conferencias de prensa (monólogos) del gobernador Duarte.
Otro buen recurso para burlar el aburrimiento es el aplauso. Algunas personas poco doctas en estos menesteres suponen que en política el aplauso equivale a aprobación, adhesión, conformidad o entusiasmo. Nada más superficial que esa creencia tan extendida como errónea. En los políticos el aplauso es un ejercicio. Ese acto de despegar los codos del descansabrazos, adelantar las manos a unos cuarenta centímetros del pecho y luego provocar ruidos golpeando las palmas una con otra, acto que conocemos con el nombre de aplauso, tiene en política todo el valor del jogging que está tan de moda, la natación o el subir al Pico de Orizaba. Los médicos lo recomiendan para quemar el colesterol. Y sirve, de paso, para romper el hastío. Es decir, para luchar contra el aburrimiento.
Si no se olvida esta verdad indiscutible puede entenderse sin problemas el curso de algunos acontecimientos que de otro modo causarían desconcierto. Por ejemplo, se critica a los diputados de la Comisión de Seguridad que aplaudieron y se pusieron de pie –hábil sincronización de dos peligrosos ejercicios físicos- cuando el Fiscal y el secretario de Seguridad comparecieron para explicar las bondades de la impartición de justicia y la seguridad que existe en Veracruz.
¿Estaban de acuerdo con Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo Contreras que dibujaron un panorama de película sobre el tema de impartición de justicia y seguridad? No, estaban hasta el gorro de aburrimiento con las comparecencias y luego habría que seguir aplaudiendo al gobernador y todos los demás funcionarios.
Y ahora en tiempo de campañas políticas hay que desahogarse y quitarse el aburrimiento aplaudiendo las propuestas de los candidatos sobre todo cuando nos dicen que habrá empleos de sobra y sueldos increíbles, en dos años de gobierno; y que los delincuentes serán vigilados a través de satélites y que vendrá Ignacio Morales Lechuga a componer la seguridad en Veracruz. Aplausos, como medicina para el aburrimiento y el hastío.
El aplauso es como esa costumbre de algunos redactores que después de escribir una o dos horas se ponen de pie, brincan y se vuelven a sentar. O como la de esos jugadores de póker que de vez en cuando se sacuden la mala suerte agitándose las manos o la camisa o chamarra. Manera de romper la monotonía. El aplauso, pues, seguirá siendo la forma más socorrida de no sucumbir al aburrimiento implícito en las actividades comunes de los políticos.
De cualquier manera todavía nos asombra, después de tantos años, y cada vez más, la capacidad de los políticos, viejos y jóvenes, de ayer y hoy, para parecer despiertos en acciones y actos públicos.

rresumen@hotmail.com

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