Con el arranque de las campañas locales para quienes aspiran a integrar el nuevo Congreso del Estado, los veracruzanos, presenciaremos la urgente necesidad que enfrentan algunos de los contrincantes por alcanzar y conseguir el tan anhelado fuero constitucional, en su afán de librar el castigo que la Ley impone a los malos funcionarios en su actuar por la administración pública estatal.
Quizá de todos ellos, el más preocupado por garantizarse dicha prebenda estará en el Distrito de San Andrés Tuxtla, cobijado por el Partido Nueva Alianza, Vicente Benítez González es la más clara expresión de que la lealtad se paga, aun cuando la misma sea motivo de delitos al amparo del poder.
Benítez González nunca olvidará la noche del 27 de enero del 2012, como tampoco olvidará el lugar, el aeropuerto de Toluca, en el Estado de México, ese día acompañado de Miguel Morales Robles, trabajador de la administración de Duarte, fue detenido cuando aterrizaba procedente de Xalapa en una aeronave del gobierno de Veracruz con matrícula XC-CTL, transportando dos maletas con 25 millones de pesos en efectivo.
Ese día ambos funcionarios exhibieron un oficio firmado supuestamente por el subdirector de Operación Financiera de la Tesorería Estatal para justificar la presencia del dinero, en el que se indicaba la transportación, pero no su origen ni destino.
Autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR), trasladaron a los funcionarios del aeropuerto a las oficinas de la Policía Federal en Toluca, hasta donde llegó Saíd Sandoval Zepeda, quien se identificó como miembro del equipo de seguridad del gobernador Javier Duarte, para exigir que le entregaran a Vicente Benítez y a Miguel Morales por instrucciones de la oficina del mandatario de Veracruz. Sandoval Zepeda también fue detenido y se inició la averiguación previa PGR/MEX/TOL-VI/310A/2012.
En su momento, el argumento oficial indicaba que la suma incautada era para pagar a la empresa Industria 3, S. A. de C. V con sede en el DF que participaría en la Fiesta de La Candelaria, el Carnaval de Veracruz y la Cumbre Tajín.
Pero la lista de personajes que buscarán llegar al Congreso es amplia, y llena de urgidos veracruzanos que demandan el fuero, cual dosis agua para sobrevivir en el desierto, ante la inminente llegada de un castigo ejemplar a la proclividad de meterle la mano al cajón, de balde el mismísimo independiente más Bronco que el mismo “Bronco”, Gerardo Buganza aceptó su candidatura por el PVEM, pues aun no termina de librar las revisiones de la Auditoria Superior de la Federación.
Dicen por ahí que el miedo no anda en burro, y más vale fuero, que una visita al más lujoso de los penales de Veracruz.
Por ello, el fuero deberá entenderse como un derecho más no un privilegio personal, el fuero debe quedarles claro se otorga a la función que desempeñan como legisladores, no como una prebenda política para que la justicia no les dé el mismo tratamiento que a los demás integrantes de la sociedad, por ello, amable lector, razone su voto, y participe de la contienda electoral sin miramientos, para con ello seguir construyendo ciudadanía responsable y acabar de una buena vez con tanto vividor del sistema, que más que aportarle a su entidad busca beneficiarse.
Al tiempo.

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