De nueva cuenta los veracruzanos observamos cómo sin reparo los integrantes de la Sexagésima Tercera Legislatura de Veracruz, pasarán a la historia como cómplices del mal actuar de una administración estatal, que hasta el último minuto insiste y reinsiste en echarle a perder la plana al gobernador electo.
Y es que el Congreso Veracruzano evidenció la forma por demás visceral de actuar, cuando lo que mueve a sus líderes es el encono y la venganza por encargo, por disenso, pareciera que a estos representantes del pueblo se les olvidó precisamente eso, que son representantes populares, colocados por el voto directo al menos 30 de ellos de los veracruzanos, y no por mandato de quien hoy aún ocupa el cargo de gobernador Constitucional.
El otorgarle la autonomía presupuestal a la Universidad Veracruzana (UV), no es una medida de reconocimiento a la Máxima Casa de Estudios, por el contrario, es una forma de presionar al gobernador entrante, Miguel Ángel Yunes Linares intentando estrangularle el presupuesto anual, al descontarle ya de entrada el 4 por ciento del presupuesto, que como pintan las cosas quedaría muy comprometido.
Como era de esperarse para algunos la medida resultó ser la respuesta perfecta para intentar acusar al gobernador electo como detractor de su propio dicho, pero como es posible que a la UV se le otorgue este porcentaje de presupuesto, sin antes conocer el estado financiero de la entidad y de la misma UV, irresponsable sería aprobarlo con los ojos cerrados.
Pero donde el asunto toma tintes graves es cuando los propios especialistas de la máxima casa de estudios, como Hilario Barcelata advierten que la situación financiera colocan a Veracruz en verdadero estado de alerta, un estado de crisis, cuando su deuda es cercana a los 130 mil millones de pesos, sin contar cerca de 50 mil millones de pesos más observados que no se saben dónde fueron a parar; a pesar de ello, algunos medios anodinos afirmen que nadie se roba 180 mil millones de pesos.
Aunado a ello, el llamado de Miguel Ángel Yunes Linares al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, resulta un grito a tiempo, que permita salvar el barco que está a punto de hundirse.
La gravísima complicidad de quienes debieran representarnos desde el Congreso, resulta dolosa, y aun más lastimosa cuando se sabe que entre los veracruzanos ilustres que serían convidados hacerse cargo de las nuevas áreas de transparencia o corrupción resultan ser, personajes señalados, personajes algunos indiciados y con averiguaciones abiertas, en ese afán desmedido y desenfrenado por hacer del último minuto de gobierno la peor de las abominaciones posibles.
Que importa Veracruz, y sus ciudadanos, qué más da que el estado mismo se paralice, eso no importa, lo verdaderamente importante es continuar el pasaje de terror que vive la entidad.
Ojalá tarde o temprano al concluir este epíteto gubernamental, Veracruz y su gente recordemos los nombres de todos y cada uno de los integrantes de este Congreso cómplice que demostró lo que no debería ser jamás la representación popular.
El juego de pesos y contra pesos de la política y su representación entre poderes, se vio claramente rebasada por una gran talega y el beneficio que les garantiza, y mientras eso sucede, vale madre Veracruz y sus ciudadanos.

Al tiempo.

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