A Flor de María Velasco y Alfredo Marrón: hasta luego amigos y grandes profesionales
Nada enfada o atrae más la atención de los políticos de toda índole que los medios de comunicación colectiva y ahora las redes sociales, en donde se desvelan sus aciertos o sus frecuentes tropelías con o sin razón incluso.
Toleran o desdeñan a empresarios, a los directivos, a los informadores, sobre todo a éstos que los traen como lapas y dan cuenta cotidiana de las actividades públicas o hasta trabajos de investigación que vuelcan todo entramado.
Reniegan ventilar los asuntos de interés público en los medios y consideran foros poco propicios para dirimir diferencias o señalamientos varios y cualquier acometida en tal dirección la señalan como guerra mediática y toda clase de calificativos adversos.
O se llega a tantos extremos que es muy fácil detectar quién denuesta a quién o en que medio. De entre ellos mismos provienen las filtraciones o los ataques disfrazados y el que permanece impoluto es porque suelta grandes cantidades de dinero y prebendas a empresas o a ciertos periodistas.
Aun así muchos de los políticos vuelven a recurrir a la sociedad a través de los medios. Una y otra vez porque comunicar es la esencia de gobernar y maridaje obligado.
Por eso no deja de sorprender que desde el ámbito federal con los conflictos de interés.
O algunos gobernadores salientes como son los ya multimencionados de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo, que tienen que entregar a los sucesorios y recurren a defender a toda costa no únicamente sus administraciones sino sus personas completas, precisamente en los medios.
Yo no fui, no debo, no hice, no robé, no abusé, no transgredí, es la oposición, es mi sucesor, ya denuncié, ya cesé a este; hay seguridad total, empleo, salud, educación, infraestructura, contralorías y así hasta el infinito. En contraparte defienden su honorabilidad impoluta, sus calidades y cualidades que hacen a unos pensar en lo equivocados que están y a otras sensibilidades a comprar a toda prisa paquetes de kleenex.
De paso tienen equipos dedicados a responder todas las injurias que puedan aparecer en esas monsergas de las redes sociales donde con o sin razón les atribuyen toda clase de falsedades.
De esta manera se ha indo deteriorando en la práctica esta relación que llegó para quedarse, pues la comunicación responsable es en casi una contraloría que expone al público lo que atañe lo referido a la marcha de un país.
En espera siempre de que México consolide un estado de derecho que está más que dicho, visto y hablado, que hay todavía mucho por alcanzar en la materia.
Es difícil pues equilibrar el poder público y la libertad de expresión que ejercen las empresas periodísticas y los comunicadores, quien pierde más y de eso sí hay plena seguridad son éstos, los que la practican cotidianamente.
Atraque 1: Preocupa con justificada razón que se vaya a presentar un periodo recesivo de la economía y más lo publicado por el Instituto Mexicano del Seguro Social en su reporte del mes de julio anterior: De los 32 estados del país, la mitad reportaron cierres de plazas laborales formales durante el séptimo mes del año. Veracruz, Yucatán, Michoacán, Nayarit, Tabasco, Sonora, Chiapas, Nuevo León, Campeche, Tamaulipas, Morelos, Durango, Puebla, Colima, Hidalgo y Zacatecas fueron las más afectadas durante julio. Y más aún severo en los estados de las zonas petroleras: Campeche, Tabasco, Veracruz, Tamaulipas, el corredor del Golfo.
Atraque 2: Ojalá haya prudencia entre las autoridades de la iglesia católica y otras iglesias con el gobierno en el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y no se ve un punto de acuerdo por parte del arzobispo Norberto Rivera y ya sube de tono.
Atraque 3: De las olimpiadas de Río cuantas sorpresas gratas y non gratas. Años lleva el deporte a cuentagotas. Nada es sencillo en esas actividades; requieren sobrada atención, recursos, procedimientos, políticas. Poco que decir de los directivos de la Comisión Nacional del Deporte, del Comité Olímpico mexicano, de las federaciones, de las marcas, de los derechos, de los tenis. Tokio, allá nos vemos.