09 de Mayo de 2024
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Luis Echeverría, el presidente del relevo generacional
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2016-08-19 - 09:34
Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Éxodo 18:20
Durante su campaña presidencial en 1969, frescos los trágicos hechos de 1968, el candidato priista Luis Echeverría Álvarez, comprendió a cabalidad que debía darse un relevo generacional en la clase política, para encausar el descontento juvenil, que en este caso, era explotado por los grupos radicales.
La primera gran prueba del México posrevolucionario había puesto en riesgo la estabilidad del país, don Luis lo sabía, por eso su enorme interés en despresurizar la olla y abrir espacios a los nuevos liderazgos.
En este contexto, Echeverría, personaje con gran instinto político, atrajo hacia su tramo de control a Humberto Hernández Haddat, Beatriz Paredes, Roberto Madrazo, Inocencio Yáñez Vicencio, Eugenio Ruiz Orozco, Sami David, Ranulfo Márquez, Jesús Aguilar Padilla, Abraham Talavera, Sergio Villasana, Ignacio Ovalle, José Murat, Mariano Palacios Alcocer, Elena Palacios, Efrén Ricardez y Manuel Jiménez Guzmán.
También formaron parte de aquella generación que ha dado alrededor de diez gobernadores, Susana Torres, Leopoldo Sánchez Duarte, Eduardo Robledo Rincón, Celso Delgado, Julio César Ruiz Ferro y Rosa María de la Peña entre otras y otros.
Era el “dreamteam” de los nuevos políticos mexicanos, el tema era prepararlos en el arte de la construcción de consensos, no aventarlos al ruedo de forma improvisada, eran importantes los estudios en las aulas, pero también los doctorados que da el conocimiento de México a ras de suelo, improvisando discursos en las comunidades más alejadas tanto en la sierra como en el llano, en las colonias populares.
En términos prácticos, era lo que más tarde el malogrado sonorense Luis Donaldo Colosio encarnaría como la cultura del esfuerzo.
Además, otro aspecto que fortalecía el espíritu de estos “aprendices de brujo” es que don Luis era un hombre incansable con el que no había tregua, lo mismo había llamado para salir a las cuatro de la mañana, que reuniones de staff maratónicas en las cuales no estaba permitido desconcentrarse.
La juventud da vigor, empuje al quehacer político, además, hay que estar consciente que la clase en el poder algún día terminará su ciclo, por lo que los relevos deben tener la suficiente preparación para asumir sus responsabilidades de cara a la historia.
Cabe destacar que el ejemplo de Luis Echeverría Alvarez creó escuela, porque uno de sus hombres más cercanos, don Rafael Hernández Ochoa, cuando fue gobernador de Veracruz, decidió impulsar a una camada de muchachos que con el tiempo llegarían al Palacio de Gobierno de Xalapa, lo mismo que al Congreso local y al Federal, así como, a un sinnúmero de alcaldías.
El secreto está en que no haya rupturas generacionales, sino que los conocimientos y experiencias transiten en aceitada correa de trasmisión.
Se dice fácil, pero la historia nos demuestra que nadie experimenta en cabeza ajena.Para llegar al Sanedrín, se comienza desde chamaco.
Cierro con una anécdota. A días de darse el destape para las presidenciales, Echeverría invitó a desayunar a un grupo de entusiastas moyistas a desayunar, los jóvenes eran del sureste.
Durante los alimentos el presidente les habló de la importancia de la economía en el futuro de México, sin embargo, los alumnos no entendieron.
No captaron que les estaba diciendo que el “tapado” era López Portillo, pero bueno, así enseñaba don Luis.

*Vivencias de Rafael “El Negro” Cruz, editadas por Javier Roldán

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