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Miguel Ángel. ¿la esperanza?
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2016-09-05 - 09:29
HAY QUIENES afirman, todavía en nuestros tiempos, que Veracruz, es un estado con mala suerte.

La razón, se encuentra en el sentido de que al actual gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, ya no le tienen la suficiente confianza para seguirlo gobernando, ni siquiera en estos tres últimos meses de su gobierno.

Pero los que opinan, añaden: Tampoco hay suficiente confianza en Miguel Ángel Yunes Linares, porque ya lo conocen bien y es probable que salga peor el remedio que la enfermedad.

Uno sale en medio de la desconfianza total de los veracruzanos, pero entra otro, a quien, todo parece indicar que tampoco le tienen garantizada la confianza popular.

¿Entonces, que será de Veracruz, en los próximo tres meses pendientes de esta administración y los dos años que vienen a partir del primero de diciembre?

Sencillamente, es una respuesta que hasta estos momentos no se da. Nadie quiere expresar lo que piensa en relación al futuro de la entidad veracruzana, pero más que nada de sus propios habitantes.

Sin embargo, bajo esta serie de razones que se han estado esparciendo en todos lados, lo más que podemos precisar es lo siguiente:

Javier Duarte de Ochoa, se va en menos de tres meses y lo que hace en este momento, es apurar al tiempo. Le arranca hojas de más al calendario y se adelante, aunque todos sabemos que los tiempos llegan precisos, que no hay manera de adelantarlo o retrasarlo. Lo que sí es cierto, es que durante este tiempo, lo que se hace es acomodar las cosas, de tal manera, que no queden hilos sueltos que pudiera atrapar el nuevo gobernante y aprovecharlos en forma de circunstancias para poder cumplir lo que ha prometido, que llevará a la cárcel a más de un funcionario, incluyendo al propio mandatario estatal, para castigarlos por el mal uso de los recursos públicos.

La otra precisión que vale comentar, es que Miguel Ángel, a pesar de todo lo que se diga, es un hombre que tiene y sabe muy bien que tiene, la ventaja de haber sido elegido en medio de cientos de obstáculos, con lo cual queda claro que no todo es desconfianza, pues si los votos que obtuvo le sirvieron para llegar a la gubernatura del estado, es porque, de alguna manera, tuvo la confianza necesaria del pueblo para lograr la victoria electoral, la que también tuvo en su momento el mismo gobernador de la entidad, Javier Duarte de Ochoa, pero que con el tiempo, se fue olvidando de todo esto y termina perdiendo casi toda la confianza o popularidad del pueblo veracruzano, asesorado, desde luego, por una bola de políticos desleales que lo traicionaron en el camino y que ahora le echan toda la bolita para que él solo se defienda.

En fin, que si bien, ambos personajes, un gobernador constitucional que cumple con los últimos días de su gloria política y otro que empieza a saborear el poder político de la gubernatura, son considerados con una mínima confianza popular, con la desventaja para uno que ya se va que no tendrá tiempo para recuperar esa aceptación, mientras que otro que llega a partir del primero de diciembre, con dos años, por lo menos, para hacerse, no tan solo de una gran confianza, sino de toda la confianza de los veracruzanos, con el solo hecho de hacer un gobierno que devuelva la confianza a quienes son los gobernados.

Miguel Ángel Yunes Linares no tiene necesidad de hacer lo que se hizo en este sexenio que termina, llevarse hasta lo más preciado que son los recursos de los pensionados, sino al contrario, realizar una gran tarea política y material para que los veracruzanos, sigan teniendo la confianza en que no todos los gobernantes son iguales.

El dinero, ya le sobra al futuro gobernador del estado.

Solo le falta, sentirse satisfecho de haber logrado un gobierno de grandes dimensiones políticas y sociales.

Con esto bastará para que tenga en sus manos la histórica mención de haber sido el mejor gobernador de Veracruz.

Para eso, ya tendrá asegurados dos años de gobierno.

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LA VISITA INESPERADA del aspirante a la presidencia de los Estados Unidos, desangeló, por completo, el marco político del cuarto informe de gobierno.

Todavía, en estos momentos, quedan secuelas.

Entre miembros del gabinete, hay conflicto derivado de la visita de Donald Trump, pues ya no se trata de echarle a alguien la bolita de lo que sucedió con la presencia del vecino, sino de ciertas asperezas que se han generado entre los miembros del primer círculo de colaboradores presidenciales.

El asunto llevará tiempo para poder resanar. Faltan consecuencias políticas que revisar y que enfrentar, porque este hecho no será fácilmente borrado, como otros casos que se han ventilado en la presidencia de la república.

Quedó claro, solamente, que la visita de Trump, ofendió más a los mexicanos que sus propias palabras con las cuales se ha echado sobre las espaldas el desprecio popular, no tan solo en México, sino en otras partes del mundo y principalmente, en el propio país que vive.

El pueblo, aparentemente, no ha dicho nada más que lo conocido en redes sociales. El resto de sus opiniones se las guarda bien, para cuando sea necesario ocuparlas y usted dirá si hay razón o no, pero en las próximas elecciones, habrá repercusiones que por ahora todavía no contempla con exactitud quien manda a nivel nacional.

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EN MENOS DE CUATRO meses, comienza el año dos mil diecisiete.

Y no tuviera, quizá, la mayor importancia, si dentro de este periodo de tiempo, no estuvieran contemplados compromisos políticos electorales que serán la antesala de la sucesión presidencial.

Pues sí, en Veracruz, por ejemplo, las elecciones municipales, serán un tema de gran importancia.

Primero, porque los partidos políticos se verán inmiscuidos en otra prueba de confianza popular, pero con grandes repercusiones para el futuro político, tanto de la nación como del estado.

En el dos mil dieciocho habrá elecciones para nuevo presidente de la república, pero en la entidad veracruzana, al mismo tiempo, se elegirá, otra vez, un gobernador que se espera sea de seis años como se tiene contemplado.

Emparejadas las elecciones, el país se revolucionará electoralmente. Por ello, para el PRI, por ejemplo, perder la presidencia y perder el estado, sería la última debacle de su mala suerte.

Usted, que nos sigue, qué piensa.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

NUESTRO CORREO: ac_stein58@live.com.mx


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