El famoso debe y haber es uno los antiguos principios de la contabilidad general que se estudiaba en todas las escuelas y se llevaba a la práctica ineludiblemente. Desconozco si ese gran resultado final, luego de pasar y repasar goma y lápiz, sigue vigente, aunque en política parece que sí.
Esto viene a colación por lo que está haciendo el PRI nacional con algunos gobernadores de militancia probada y comprobada como de los mejores: visibles, los de Veracruz, Chihuahua y el ex de Quintana Roo.
Luego de la salida plenamente consensuada de Luis Videgaray de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con el evidente dolor mostrado por el presidente Enrique Peña Nieto, muchas situaciones se han precipitado en el orden político
A Peña Nieto le urge lavar su decaída imagen y una de las causas más evidentes es la del fenómeno de la corrupción generalizada en el aparato gubernamental.
Le quedan dos años de gobierno y por eso nada ni nadie lo va a detener en su afán de revertir esa percepción de la sociedad y de no pocos actores de poder de primer orden en el mundo global.
De ahí que la suspensión de derechos partidistas del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, se haya dado inmediatamente después de la remoción de Luis Videgaray.
Ahora este gobernador, además de perder las elecciones frente al PAN, enfrenta no sólo el extrañamiento de su partido antes de una posible expulsión por corruptelas y uso dispendioso de recursos públicos - cuyos antecedentes están en proceso de investigación en la misma Procuraduría General de la República, el SAT y la Auditoria Superior de la Federación- sino un revés social más bajo aún que el de Peña Nieto.
Javier Duarte, enterado de la resolución dada a conocer por la Comisión de Honor y Justicia de ese organismo político al que se debe, minimizó el hecho y lo atribuyo a dimes, diretes y chismes, mientras asegura que se siente orgulloso de su trabajo y que no debe nada a Veracruz.
Es decir, ya me fregaron ahora se friegan. Esa forma con la que está respondiendo en actos oficiales o vía twitter a los señalamientos políticos y hasta judiciales en los que está inmerso con no pocos de sus funcionarios y exfuncionarios, causa expectativas porque está en la recta final de su administración y no pretende hacerla tersa.
Por las mismas anda el reciente exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge (de reconocidas francachelas en el extranjero con gastos a cargo del erario) ; el de Chihuahua, César Duarte, de abundantes reclamos, recién exonerado por la titular de la Sedatu, Rosario Robles, nadie sabe a cuenta de qué; el de Nuevo León, Rodrigo Medina, ambos perdieron las elecciones también, así que se van al menos de su partido.
Así que en debe y el haber no hay vuelta hacia atrás. Lo que veremos.
Atraque 1: Los grandes petroleros de Pemex ven con toda tristeza el fin de la paraestatal que tanto contribuyó al desarrollo del país a pesar de tantas irregularidades cometidas en su nombre por unos cuantos. No es para menos. De cero a producir tres millones 200 mil barriles por día, vaya que supone un gran esfuerzo. Y de nada valió la planeación, la ciencia, la tecnología, los cuadros profesionales y técnicos. Los recursos obtenidos a lo largo de su historia pudieron haber dado mucho más para resarcir los grandes pendientes de la nación. Ahora los mercados globales imponen otra realidad, ante la mirada, otra vez triste, de grandes petroleros.
Atraque 2: El PAN se ha tardado con Guillermo Padrés, exgobernador de Sonora, en su expulsión e incluso en respaldar la aplicación de la ley contra su militante, quien le dio vuelo a las arcas de ese importante estado.
Atraque 3: Al menos no se ha detenido la construcción de la autopista Cardel-Poza Rica; es una obra de enorme importancia en la unión del centro de Veracruz con Tamaulipas. Ya es urgente por el intenso tráfico y el riesgo de circular por la federal.