26 de Abril de 2024
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La política y sus soluciones
“Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado”. Alberto Moravia
2016-10-22 - 13:48
Tarea casi imposible parece volver a dignificar en México y el mundo (si es que alguna vez estuvo realmente dignificado) el término “política”. Y ese “casi” lo expreso sólo porque el hombre debe albergar por lo menos la esperanza si quiere sobrellevar la existencia con algún propósito y sentido. Humana, material y temporalmente se ve como algo crudamente imposible.
Aristóteles decía que el hombre es político por naturaleza (animal político). Es decir, que como miembro de una sociedad, el individuo ha de interesarse y participar en los asuntos que atañen a su grupo social y no quedarse aislado viendo únicamente por los propios intereses.
Sin embargo observamos que lo que ha desprestigiado a la “política” es que más y más hombres y mujeres, aún procurando sólo sus intereses egoístas, deciden adentrarse en los asuntos públicos como autoridad para, precisamente, seguir viendo únicamente por su beneficio particular, pero desde una posición de poder.
El materialismo rampante como antivalor desemboca irremediablemente en avaricia desbordada que conlleva, no sólo toda clase de conductas fraudulentas, sino hasta poner en riesgo la vida de los demás, o de hecho llegar al homicidio sea por negligencia o con intención premeditada.
Uno de los factores que contribuyen de manera considerable a hundir más la percepción que se tiene de la política es que los hombres honrados, aquellos individuos que se conducen con integridad en todo momento y situación, al observar la cloaca, la corrupción generalizada que permea a prácticamente toda la administración pública, tienden a apartarse totalmente de los asuntos de la polis, y se aíslan en la vida y los negocios privados. Esto es un craso error, pues, en primer lugar, también implica un grado de egoísmo el desentenderse de algo que afecta para bien o para mal a la colectividad; y en segundo, se le deja el camino libre a los malos elementos para que hagan y deshagan a su antojo.
La ética como ciencia, como parte de la ciencia de ciencias, la filosofía, pues es interesante como materia de estudio, pero está visto y comprobado que el conocimiento de ésta no implica una inclinación hacia una conducta “ética” sea en la vida individual, en el ámbito de la política o de los negocios privados, o peor, en la combinación de estos dos. No ha tenido ningún efecto perceptible que se haya instituido en casi todos los niveles escolares la asignatura de “ética y valores” en un mundo secularizado forzadamente en parte y por la propia naturaleza del hombre inclinada hacia el mal.
Como creyente, no me explico qué motivo podría tener para conducirse con ética o hacer el mínimo sacrificio en pro de otra u otras personas aquel que piensa que arriba no hay nadie observándonos y que cree que a la muerte del cuerpo se acaba todo. “Si Dios no existe, todo está permitido”, dijo Dostoievsky y luego lo repitió Sartre; interesante ya que desde puntos de vista totalmente opuestos; ferviente cristiano el ruso, y ateo, y más que ateo anti-teísta y marxista el francés. Desde la perspectiva de los sin Dios no hay por qué no dedicarse únicamente a la búsqueda y consecución de los placeres materiales, y si se hace algún esfuerzo o sacrificio será únicamente para el beneficio sensual y temporal de nuestra familia inmediata y de sí mismo. No hay por qué no mentir, por qué no robar incluido el desfalco del erario público, por qué no pasar sobre los demás pisoteándolos, si esto se puede hacer con impunidad, sin que nos acarree consecuencias, si con ello podemos conseguir una mejor casa, escuelas privadas y exclusivas para nuestros hijos, viajes a lugares lejanos y hermosos en hoteles de cinco estrellas y en fin, todos los deleites mundanos que nos podamos imaginar. ¿Por qué no hacerlo? Si no hay un Creador que no sólo se limita al acto mismo de la creación sino que se interesa e interviene en el desarrollo de sus criaturas constantemente; si al morir, al dejar de funcionar la masa encefálica, se acaba todo; pensamientos, imaginación, sueños, consciencia; si sólo nos espera la nada oscura y vacía sin premio o castigo, ¿por qué no dedicarse a la busca frenética de los placeres sensibles y temporales como proponían los epicúreos y a alcanzar el poder material sobre los demás a costa de lo que sea, haciendo a un lado todo escrúpulo, toda consideración moral?
Un mundo laicizado nunca va a poder acabar, ni siquiera disminuir, la corrupción, la violencia, el consumo de alcohol y los demás vicios, el mal uso del sexo, la soberbia (el creerse con autoridad para negar al Absoluto).
En gran parte, el relativismo y amoralismo como ideas y actitudes que dominan el ambiente actual del mundo y son causa de prácticamente todos los males de las sociedades contemporáneas, se le deben al ya mencionado Jean Paul Sartre y su corriente llamada “existencialismo”. Su “filosofía” está constituida de solas falacias aunque muy bien escritas. El hecho de que como individuo destruyó la salud de su propio cuerpo con el alcohol y el tabaco, nos da un indicio de la “validez” que pudiesen tener sus ideas. No sé qué tanto de leyenda y qué tanto de verdad tenga la versión de que varios se han suicidado después de leer su novela “La náusea” (yo la leí dos veces y “aquitoy”, a ver si a la tercera) en la que plasma la esencia de sus ideas filosóficas. Lo cierto es que el personaje principal y narrador en primera persona AntoineRoquentin (un evidente reflejo del propio Sartre) demuestra la actitud del hombre sin Dios, asqueado y hastiado de una existencia estéril, sin sentido, y sí, con tendencias suicidas.
“Si uno no se entrega a Cristo, se entrega al caos”, escribió E. Stanley Jones.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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