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CUARESMA Y TENTACIONES
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2017-03-05 - 16:54
+Hipólito Reyes Larios *


La Cuaresma.- En este día, 5 de marzo de 2017, celebramos el primer domingo de Cuaresma en la liturgia de la Iglesia Católica. Para muchos discípulos de Jesucristo empieza hoy prácticamente el tiempo cuaresmal, mientras que otros ya lo han iniciado con el Miércoles de Ceniza. La Cuaresma es un camino preparatorio hacia la celebración de la Pascua anual que es la máxima celebración del Año Litúrgico. Al unirse con la Cincuentena Pascual, se trata de noventa días en que se nos invita a acompañar a Jesús en su Pasión y Muerte en la Cruz, para orientarnos hacia la Vida Nueva de la Resurrección de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo en Pentecostés. La Cuaresma cristiana se inspiraen los cuarenta días transcurridos por Jesús en el desierto, así como en las cuarenta jornadas vividas por Moisés en el Monte Sinaí. La Cuaresma es concebida como un tiempo de escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios, porque no sólo de pan vive el hombre; es un tiempo de intensa oración y ayuno, de reconocimiento sincero de los propios pecados y de su purificación por el sacramento de la penitencia; es un tiempo de limosna entendida como vivencia de la caridad, de apertura generosa ante las necesidades de los prójimos, comenzando con los de casa y siguiendo con los menesterosos de cuerpo y alma. Es un tiempo especial de gracia para meditar los misterios de la Pasión de Cristo y su gloriosa Resurrección, que significan nuestra salvación y redención, y de los cuales participamos a través del Bautismo y la Eucaristía. Es un tiempo de superar con Cristo nuestras propias tentaciones y de amar a Dios Padre y a nuestros prójimos como Jesucristo lo ha hecho y enseñado.

Las tentaciones de Jesús.- El relato de las tentaciones, en el Evangelio de San Mateo (4, 1-11), sigue inmediatamente al del Bautismo de Jesús. Cristo es conducido al desierto por el Espíritu Santo, para ser tentado por el diablo, a quien se le llama también tentador y Satanás. Jesús permanece en ayuno y oración durante cuarenta días, número simbólico que evoca los años que el Pueblo de Israel, entre múltiples tentaciones, peregrinó en el desierto en su marcha hacia la tierra prometida.En el Bautismo, Jesús había sido manifestado como Mesías y como Hijo de Dios. Las tentaciones de Satanás tienen como objetivo orientar a su modo el mesianismo y la filiación divina de Jesús. La primera tentación quiere resolver el hambre de Jesús a través del milagro de convertir las piedras en panes. Pero él recuerda al diablo que no sólo de pan material vive el hombre sino también de la Palabra de Dios. La segunda tentación tiene que ver con la misión y los medios para llevarla a cabo. Satanás provoca a Jesús con la Escritura Sagrada para que se arroje desde el pináculo del templo de manera espectacular, pero él le responde también con la Escritura que no se debe tentar al Señor, su Dios. La tercera tentación se relaciona con el poder y con el tener. El diablo le ofrece todo su reino a cambio de que lo adore. Jesús no cae en la tentación, no está dispuesto a adorar a nadie que no sea Dios ni apartarse del camino del servicio y de las bienaventuranzas. Por eso le ordena a Satanás que se retire ya que sólo a Dios se ha de adorar y servir. Las tentaciones del diablo, por medio de diversos personajes, continuarán durante todo el ministerio de Jesús y siempre tendrán como finalidad invitarlo a un mesianismo mundano.

Superar nuestras tentaciones.- Jesucristo nos enseña a vencer las tentaciones a través de no complacernos en ellas, de no condescender y consentir como lo hicieron Eva y Adán, de buscar siempre con entusiasmo la voluntad de Dios. Los cristianos hemos de evitar anteponer nuestros propios intereses y bienestar al proyecto del Reino de Dios y al bien común; hemos de priorizar la gloria de Dios a nuestra propia exaltación y glorificación; hemos de evitar las ansias de riqueza y de poder que nos desvían de nuestra vocación y misión como discípulos misioneros de Jesucristo.

*Arzobispo de Xalapa


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