El derribo del avión malasio a 10 kilómetros de altura por un misil tierra aire presuntamente lanzado por los grupos prorrusos del este de Ucrania revela una nueva amenaza para la aviación internacional, mientras que milicias de África y Medio Oriente incrementan su artillería pesada, según Small Arms Survey.

Durante décadas, grupos insurgentes de todo el mundo se habían esforzado por tener acceso a misiles cada vez más potentes, pero hasta ahora ninguno había tenido la capacidad de obtener ese arsenal.

Hasta el día de hoy los proyectiles eran utilizados principalmente en lanzacohetes montados de manera improvisada en vehículos y estructuras de manufactura cacera, no en sistemas de defensa antiaérea como se presume ocurrió en el caso del vuelo MH17.

De acuerdo con un informe del proyecto Small Arms Survey, del Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, grupos armados de Afganistán, Egipto, Gaza, Irak, Jordania, Líbano, Libia, Mali, Pakistán, Sir Lanka, Sudán y Siria han adquirido cohetes de artillería.

"La adquisición y uso de cohetes de artillería por parte de grupos armados plantea una profunda amenaza para civiles, soldados y autoridades de gobierno", sostiene el informe.

El arsenal a disposición de estos grupos va de cohetes aire tierra 57 milímetros diseñados para usar en aviones, hasta misiles Falagh-1 con un rango de 10 kilómetros.

También abundan, principalmente entre los mercenarios iraquíes, los cohetes 9M22U con un alcance de 20 kilómetros.

Entre los lanzacohetes más potentes hasta ahora identificados, destaca el Tipo 63, caracterizado por ser móvil, contar con 12 cañones y tener un alcance de entre siete y 11 kilómetros dependiendo de la versión; no obstante, no tienen la precisión del sistema antiaéreo SA-11 utilizado para lanzar el proyectil Boek que supuestamente batió a la aeronave de Malaysia Airlines.

"El uso de un cohete sin su lanzador reduce su precisión. Aunque la perdida de precisión es a menudo de poca importancia cuando el objetivo es una ciudad grande o un puesto militar y el propósito es aterrorizar o interrumpir actividades", precisa el informe.