Aunque la Navidad es una celebración que inicia con el cristianismo, tiene antecedentes más antiguos, comparte Carlos Ramos, catedrático del departamento de Formación Humanística de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

"Las tradiciones se van modificando a lo largo del tiempo y van adquiriendo modificaciones de acuerdo al contexto geográfico en donde son celebradas", establece.

Ramos explica que en la antigüedad había varias celebraciones ligadas al solsticio de invierno, en donde se festejaba que el sol recuperara su camino rumbo a la primavera. Lo anterior era importante, señala, pues la noche tenía una connotación negativa.

Con el pasar de los años, el cristianismo comienza a dominar en el ya decadente Imperio Romano y, de este modo, la fiesta del solsticio empieza a perder su calidad pagana al comenzar a asociarse con el nacimiento de Jesús.

"Siendo que la Navidad está en razón del nacimiento de Jesús de Nazaret, se va especificando de acuerdo a lo que Jesús de Nazaret significa para las personas", comenta Ramos.

Durante toda la Edad Media va a predominar este sentido religioso. Sin embargo, el especialista platica que para el siglo 19 y 20 -en donde el pensamiento filosófico europeo comienza a adquirir una crítica dura respecto a la fe- se transforma el festejo.

Este proceso de apartarse o tomar distancia de la religión se ha mantenido hasta nuestros días, indica el especialista, en los que la Navidad a veces se celebra sólo como un tiempo de armonía, paz y buenos deseos.

Actualmente es común que las posadas conserven su sentido religioso sólo en ámbitos rurales, en donde lo principal de la fiesta radica en rezar y no en romper la piñata. Sin embargo, por lo regular, ya no se celebra en su contenido, sino como un pretexto para divertirse y quitarse el estrés del año, explica.