En aquel pequeño cubículo blanco, nombrado salón Juan Vicente Melo, apenas una isla en la inmensidad del Complejo Omega, nueva sede de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2015, comenzó una exposición filosófica sobre la mente y la libertad del hombre, centrada únicamente en las ideas y proceso creativo de un joven escritor, de apariencia pulcra y con bastante seguridad en la mirada: Jacob Buganza Torio.

A sus 33 años, Buganza Torio es investigador de tiempo completo en el Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana desde 2008 y es un prolífico escritor, a decir de los ponentes de la mesa, con numerosos libros, artículos y traducciones publicadas; además, es hijo del actual secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, referencia obligada por el porte y don de gente compartido entre ambos, aunque, en este caso, su familia es el menor de sus logros, a diferencia de otros hijos de funcionarios que sólo brillan por su apellido.

Las delgadas paredes desechables del cubículo, que se elevaban apenas a dos metros del suelo y eran más representativas que útiles, delimitaban un espacio que albergaba una sencilla mesa de madera con tres sillas para los ponentes y unas 30 sillas para los espectadores. Un modesto espacio si tomamos en cuenta las sedes de las cátedras y ponencias que Buganza ha presentado como docente, filósofo e investigador.

Los filósofos José Antonio Hernanz, actual director general de Desarrollo Académico e Innovación Educativa en la Universidad Veracruzana (UV), y Adolfo García de la Sienra, maestro y doctor en Filosofía y académico de la UV, formaron parte de la presentación del libro Filosofía de la Mente, Nous y Libertad, de Jacob Buganza Torio, licenciado en filosofía, y maestro y doctor en Estudios Humanísticos.

El autor ha plasmado en su obra escrita varios títulos relacionados con la filosofía, al literatura y la ética, siendo algunos de sus más recientes títulos Filosofar en clave periodística (2008), Divulgación y trabajo filosófico (2009), Pensar la literatura (2009) y Panorama de los sistemas éticos de los siglos XIX y XX (2011), publicados en distintas editoriales nacionales e internacionales.

A las 19:10, y con todavía algunos acordes de la música del grupo Tlen Huicani, que se presentó en el foro abierto del evento, como fondo, un nervioso universitario voluntario en la FILU dio inicio a la introducción, más bien cátedra de introducción, de la obra del joven filósofo.

“El más reciente libro de Buganza no es para neófitos de la filosofía”, dijo García de la Sienra, afirmación que resulta innegable luego de presenciar la sola presentación del mismo, donde dos filósofos con vasta experiencia intentaron desentrañar el libro, y un sonriente y complacido joven escritor esclareció algunos puntos perdidos en el profundo y divergente discurso filosófico.

Por su parte, José Antonio Hernanz señaló que el título “no es un popurrí de corrientes teóricas, más bien propone conceptos y problemas que no son privativos de la filosofía, también se encuentran en la vida cotidiana”.

Las paredes perdieron lo que les quedaba de utilidad, durante 60 minutos el ambiente se transformó en una apasionada reflexión de la mente y la libertad humana, la treintena de espectadores guardaba silencio con los ojos muy abiertos y expectantes, queriendo absorber todo el conocimiento posible.

No existía nada más fuera de esas paredes blancas incompletas. Jacob Buganza no participó; Hernanz y García de la Sienra acapararon todo el tiempo de la presentación. No hizo falta.

Tras una hora de debate filosófico y profundizar en temas tan conocidos por el hombre como la libertad, el espíritu humano e incluso algunos bastante abstractos como “alma vegetativa”, quedó más que demostrada la capacidad de análisis y la inteligencia del escritor, quien, siendo tan joven, logra cimbrar a dos experimentados filósofos, y cautivar a un público que, al abandonar el pequeño cubículo, sabía que acababa de avanzar un pequeño paso en el conocimiento y desentrañamiento de su propio ser.