El peso cerró con una depreciación semanal de 1.67 por ciento, al ubicarse ayer en 18.86 unidades por dólar, en el interbancario del Banco de México, colocándose como la divisa con la mayor pérdida entre los principales cruces frente a la divisa norteamericana, y la más devaluada entre las monedas de economías emergentes.

Economistas explicaron que el principal determinante detrás del debilitamiento del peso durante las últimas dos sesiones de la semana, fue la especulación de que la Reserva Federal podría incrementar su tasa de referencia el próximo 21 de septiembre.

El dólar se fortaleció por la compra activos de refugio por parte de inversionistas, tras comentarios de un funcionario de la Reserva Federal de Estados Unidos, quien apoya una pronta alza en las tasas de interés, y la preocupación por una prueba nuclear de Corea del Norte. Se trata de la tercera sesión con depreciación del peso.

Los mercados en México también se presionaron por un declive del petróleo, y un día después de que el gobierno mexicano incluyó en su proyecto de Presupuesto de 2017 un fuerte recorte al gasto público.

Economistas explican que el debilitamiento de la moneda nacional tiene origen en un fuerte incremento de las posturas especulativas a favor del dólar de parte de instituciones financieras y corporativas.

De manera interna, el peso también enfrentó presiones a la baja frente al dólar, en particular después de que se diera a conocer la salida de Luis Videgaray como secretario de Hacienda y la llegada de José Antonio Meade al mismo puesto.