Ana Alicia Osorio
Tlacotalpan, Ver


Guadalupe usa una lancha pequeña para avanzar los escasos 20 metros que hay entre la puerta de su casa y la carretera principal que lleva al centro de Tlacotalpan. Ella fue de las personas que no quiso salir de su casa aunque lleva ya cinco días con el agua dentro.

Antes de que el río llegara a su pequeña vivienda hecha de láminas, ella y su esposo de oficio pescador lograron subir sus pocas pertenencias algunos ladrillos, blocks, tubos o cualquier otro material que soportar a los muebles o electrodomésticos.

Casi todo el día la pasa sentada a orilla de la carretera viendo cómo avanza el río conforme continúa creciendo e invocando a su Dios para pedir que evite una inundación como la del 2010 cuando el agua casi cubre toda su casa.

"Yo con mi marido sólo subimos algunas cosas pero si crece otro poquito le llega todo (...) estuvieron anoche los de protección civil y nos dijo que no se asusten que sólo a lo mucho al crecer solamente por ahí, pero no sabemos eso solamente lo hace dios y confiamos hay que confiar en el señor", aseguró

Por ratos entra con el agua media pierna para cocinar o buscar algunas cosas e irse a dormir a casas de familiares ya que se niega a ir a albergues por no estar amontonada como los demás.

Como ella, muchas otras familias observan el agua dentro de las casas a la orilla del Río Papaloapan mientras esperan que la creciente de este año no sea tan intensa tal y como la pronostican las autoridades en la materia.

Uno de los vecinos de Guadalupe entra a su casa solamente a sacar su perrito y algunos víveres para volverse ir con sus familiares dónde es albergado desde hace cinco días cuando comenzó a ver el agua entrar por las paredes de su vivienda.

Muchas de las casas ubicadas a la orilla de la carretera que lleva al centro de la ciudad tienen lanchas atrapadas en la puerta o muy cercanas que usarían para salir en caso de emergencia o para llegar a los lugares donde está más hondo y el agua moja su ropa.

Las personas se encuentran listas por si existe una creciente superior del río aunque confían en el pronóstico favorable y por lo cual todavía muchas no han querido salir.

Mientras, algunas comunidades de Tlacotalpan se encuentran incomunicadas ya que los caminos rurales que se usan para llegar a ellas fueron anegados por las crecientes y algunas calles de la zona urbana se llenan de agua que disfrutan los niños pues la usan para jugar.

Los soldados que pertenecen al Plan DN-III también se prepara colocando costalillas de arena en el malecón para intentar amortiguar un posible golpe de agua, lo mismo que hacen comercios y escuelas en sus puertas.

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