Sergio Armin Vásquez Muñoz
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Funderelele es el nombre del utensilio similar a una cuchara, empleado para para raspar, moldear y finalmente servir el helado en forma de bolitas perfectas. También se le conoce como sacabolas o boleadora. Fue ideado por el empresario estadounidense Alfred L. Cralle (1866–1920), que patentó su invento en 1897. Esta palabra, por su etimología latina, se puede interpretar como fundir (fundere) el helado (lele, terminación expresiva en este caso referida a helado). Algunas fuentes lo citan también como funderele. Es una palabra poco conocida y por lo mismo de poco uso. La Real Academia Española la tiene en estudio, razón por la que aún no la incluye en su diccionario. Sin embargo, en 2018, la lingüista, comunicadora y conductora del programa “La dichosa palabra” de Canal 22, Laura García Arroyo publicó el libro “Funderelele y más hallazgos de la lengua”, que precisamente es un compendio de palabras “que desconocía y que describían a la perfección cosas de la vida cotidiana”. Poco a poco, esta dichosa palabra va siendo más reconocida y aplicada.

Por su parte, el instrumento se ha ganado su lugar en más quehaceres gastronómicos, pues se usa también para servir frutas como el melón o la sandía, o alimentos como el chocolate y el queso, en forma de esferas perfectas, con lo cual se logran platillos, principalmente postres, visualmente muy atractivos y sin tanto esfuerzo.
En este sentido, CHATGPT es un funderelele virtual. Es una aplicación para celulares lanzada en 2022, en donde por medio de un chat el usuario puede hacer consultas sobre casi cualquier tema. Las respuestas se despliegan después de que el robot virtual hace la búsqueda basada en algoritmos. A simple vista, puede ser lo mismo que buscar en Google o en algún otro motor de búsqueda. Lo que hace diferente a CHATGPT es que, gracias a que su gestión está basada en la inteligencia artificial, puede integrar documentos más elaborados como resúmenes, ensayos, narrativas, poemas y algunas otras construcciones textuales. Hace recomendaciones sobre cine, música, literatura, historia y arte en general. Lo mismo sobre situaciones de construcción, albañilería, carpintería, recetarios de cocina y hasta los pasos para hacer una bomba molotov. Y va aprendiendo cada vez más, a partir de las consultas previas, los usos, las tendencias y la demanda de los usuarios.

Como podrá suponerse, ya se ha generado polémica por las implicaciones de sus aplicaciones. Hay países en donde su acceso está limitado o restringido (China, Rusia, Irán, África) o definitivamente bloqueado (Italia), por los riesgos en relación al uso y acceso a datos personales y la exposición de información que se considera confidencial o reservada.
En temas más cercanos, el uso de CHATGPT en estudiantes puede significar trampa en exámenes o en la elaboración de tareas o trabajos en los que se requiere que el alumno realice una investigación formal para adquirir conocimientos y lograr aprendizajes significativos, situación que no es reciente, pero que sí conlleva nuevas formas de evitar la fatiga y complicar la vida a los docentes al momento de evaluar.
Una herramienta así, que puede resultar extremadamente útil, también puede ser un dolor de cabeza institucional, y hasta social.
Actualmente hay más de veinte programas parecidos, basados de la propuesta original, casi todas con un costo monetario por la suscripción a sus servicios.

Como el funderelele con el helado, las chatbot apps raspan, moldean y presentan la información en forma perfecta, sin mayor esfuerzo. La inteligencia artificial ya lleva un buen terreno ganado. Estas nuevas aplicaciones virtuales son muestras de ello.
Estamos en el interesante amanecer, o quizás el medio día, de una era. Hay que abrir bien los ojos para no perdernos de (o en) nada, mientras disfrutamos de un helado.

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