Inequitativos por naturaleza, resultaron más ‘institucionales’ que ‘revolucionarios’


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La decisión de la Mesa de Estatutos de la XXII Asamblea Nacional del PRI, en el sentido de permitir la postulación de candidatos externos denominados ‘ciudadanos simpatizantes’, abre la posibilidad real, de que el actual secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, logré la postulación por el partidazo a la presidencia en 2018.

Al final del día, los delegados priistas que asistieron a la mesa señalada en la ciudad de Campeche, salvo pocas excepciones, se plegaron a la línea presidencial, como es usual en el tricolor. No hubo la tan anunciada ruptura, el tema fue ‘planchado’.

El señor Meade, es un personaje ligado desde sus años mozos a Luis Videgaray, el alter ego del presidente Peña Nieto, además, ocupó cargos de primer nivel en la administración de Felipe Calderón, ha sido una suerte de funcionario todoterreno en los últimos sexenios.

Uno de los aspectos que para muchos observadores hace atractiva la figura de Meade, es que no ha sido acusado de corrupto (hasta el momento) y tal cuestión, afirman, impediría que Andrés Manuel López Obrador, el candidato a vencer, sacara raja política del tema.

Sin embargo, una de las facetas de la corrupción tiene que ver con ser omiso. El polivalente tecnócrata, ha guardado silencio cómplice, por ejemplo, en el desfalco del estado de Veracruz, ante esto, surge la pregunta ¿podría lo anterior constituirse en un hándicap para el potencial candidato?, ya se verá.

Si el aludido logrará la candidatura una cosa es cierta: su planteamiento, aunque lo disfrazara con una retórica novedosa, sería más de lo mismo. La suerte está echada.


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