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TIERRA DE BABEL - Jorge Arturo Rodríguez
Del infierno al cielo o reinventarse
2020-05-12 - 19:10

Jorge Arturo Rodríguez


 


“El problema no es que alguien con poder sobre vidas y economías mienta. Todos lo hacen, tarde o temprano. El problema, grave, es cuando a demasiada gente no le importa en absoluto que les mientan.” (Arturo Pérez-Reverte).


 


Ahora no se sabe que es mejor, si entrar pa’ adentro o salir pa’ afuera, porque las amenazas están acechando –o asechando, que no es lo mismo, pero casi igual- en todas partes. Afuera es bien sabido lo que nos espera, y adentro el desquiciamiento y la locura aguardan, pacientemente, tienen el tiempo suficiente. Cierto es que hay de locuras a locuras, al igual que los peligros son muchos. La incertidumbre vive a sus anchas, precedido por el miedo. Que ya se sabe, carajos. ¿De qué se trata ahora? De seguir viviendo o sobreviviendo, obvio. Pero, ¿cómo? He ahí el detalle.


          Carmen Bocanegra, en su twitter @sanboc, escribió: “Que también todo lo que no pasa es una señal”. ¿A eso debemos apostar? Porque se nos está yendo el mundo frente a nuestras narices, y de pilón nos ponemos cubrebocas. Más aislamiento y quién sabe si mañana cambie el asunto y logremos ser mejores personas. La indiferencia nos está ganando, aunque por ahí hay excepciones. Hasta que la muerte nos separe o hasta que la muerte nos haga reaccionar. Muerto pa’ que te quiero. Al final sólo queda un puñado de arena, dijera la canción. Mientras nos quedan unos minutos pa’ madrearnos unos a otros, siempre con el imperativo del dinero, el poder y parentelas. Como si fuéramos eternos, ¿o no mamá? ¿Amor eterno? Incrustados y enclaustrados porque así lo quisimos o lo quisieron. Vaya a usted a saber.


          En entrevista, Juan Villoro expresó (vale la pena reproducir unos párrafos): “Todos los países tienen salidas a sus crisis. Continuamente caemos en la presunción de pensar que nuestro momento es único. Es obvio que atravesamos dificultades económicas, con un horizonte mundial inédito y con muy poca certeza de lo que ocurrirá. Hay incógnitas graves. Por ejemplo, ¿qué papel asumirá el crimen organizado en un país que ha perdido la soberanía en grandes regiones? Después de pasar por el narcotráfico, la trata, la venta de armas, la piratería y el robo de combustibles, ¿los cárteles se harán cargo de los alimentos y las medicinas?


“La polarización del país no ayuda a encontrar soluciones de consenso. Aun así, conviene recordar que las grandes transformaciones sociales y culturales han sido precedidas por tragedias. A veces se necesita una sacudida para reparar en lo que sucede. La devastación del planeta era un hecho antes del coronavirus.


“La situación actual es tremenda pero ya obligó a que el autobús se frene. Es el momento de pensar en otro destino. En un país donde la principal epidemia se llama hambre, hay que resolver muchas cosas desde abajo. Este desafío de redistribución de la riqueza que también atañe a la cultura. Imaginar soluciones y convencer a los demás de que tienen sentido son actos culturales. Es un error pensar que la economía es la llave exclusiva para todo.


“Descubrir que se hace pan con trigo es un hecho cultural y entender que no solo de pan vive el hombre es un hecho cultural superior. Compartir el pan es cultura, ponerle precio es otra cosa. La cultura inventa el pan y la comunión y demuestra que el estómago se alimenta al mismo tiempo que la mente. Saldremos adelante con ideas. Conocer el infierno sirve para imaginar el cielo.” (milenio.com, 26-04-22).


          No hay que auto chingarnos, ni chingar al “próximo”. No a la polarización; la palabra clave es “ayudar”. Tenemos que ver la realidad desde otro enfoque, otra perspectiva, encontrar la solución y recuperar nuestra capacidad de asombro. No palabrerías; no regresar a fruslerías, a los engaños y mentiras. Valorémonos como lo que somos: Humanidad. Una humanidad que cree en sí misma, que imagina –on tas, John Lennon?-, capaz de crear, reinventarse y tender la mano. Pero, sobre todo, sonreír, reír, carcajearse –no burlarse- de que estamos vivos. También nuestros muertos, que siguen vivos a nuestra manera.


          ¿Alguien ha visto por ahí la felicidad? Salúdemela de parte de mi alegría que lucha por no desvanecerse.


 


Los días y los temas


 


Mencioné “engaños y mentiras”. Otra palabra que ha resurgido en estos días, es la palabra “fraude”. Seguro que la conocen, por supuesto. No sólo porque a veces nos digan, en son de broma, que somos un fraude, o unos engaña veintes, etc., sino porque bien sabemos de los fraudulentos negocios, elaboración de leyes, acuerdos y etc., de ciertos personajes.


          Por si no saben qué madres es fraude, en la Divina Comedia, de Dante Alighieri, el poeta Virgilio expresa, más o menos, que para cometer fraude es necesario valerse de la inteligencia, don propio del hombre. Pero para no marchitarnos los días, va lo siguiente:


          “El profesor, en un examen oral de Derecho, le pregunta a Pepito:


          -¿Qué es para usted un fraude?


          Pepito le contesta:


          -Un fraude es lo que en este instante está haciendo usted.


          El profesor indignado:


          -¿Por qué dice eso?


          Pepito:


          -Porque según el Código Penal, comete fraude todo aquel que se aprovecha de la ignorancia del otro para perjudicarlo.”


          No, pos sí…


 


De cinismo y anexas


 


Ya que andamos de chistositos, el articulista Manuel Ajenjo publicó “Chistes vs. Covid-19”, eneleconomista.com.mx (20-04-209, donde recoge varios chistes que le ha enviado una lectora. Les comparto algunos, pa’ amenizar la pachanga del coronavirus:


 


*Cuando la pandemia pase, todos estaremos juntos. En el Buró de Crédito, pero juntos.


*Con mi mujer en la casa no es cuarentena, es prisión domiciliaria.


*No sé qué me da más miedo, si tomarme la temperatura o pesarme.


*Me dan ganas de meterme a la lavadora de ropa para dar una vuelta.


*Acaban de extender la cuarentena hasta cuatro kilos más.


*El perro me mira como diciendo: viste que estando encerrado te dan ganas de romper todo.


*Estoy tanto tiempo en mi casa y sin trabajar que tengo miedo de volverme político.


*Antes no me dejaba salir mi ex y ahora no me deja salir el gobierno, ni para soltero sirvo.


*Yo me pregunto: ¿qué hago con la agenda 2020 que me compré?


*Ahora que todo el mundo sabe lavarse las manos pasemos al siguiente paso: el sobaco.


*En mi casa todos los caminos conducen al refrigerador.


*Este virus es terrible, me está achicando toda mi ropa.


*Ayer empecé los ejercicios en casa, hoy falté porque todavía no me han dado los horarios.


*No sé si venceremos al coronavirus, pero si todos aplaudimos mucho a los médicos tal vez matemos suficientes mosquitos como para vencer al dengue.


*Mi familia se enoja porque me levanto a las doce del mediodía. Uuuy, no se me vaya a hacer tarde para hacerme pendejo.


*Primero fue difícil aceptar #QuédateEnTuCasa. Ahora viene algo más difícil: #QuédateEnTuTalla.


*Después de esta cuarentena me pueden invitar a las reuniones de Avón que yo voy, se los aseguro.


*Hay que tratar de mantener el equilibrio emocional en la cuarentena, les comenté ayer a la esponja y al jabón.


*Qué pesadilla más mala tuve anoche. Soñé que volvían a abrir los bares y la gente entraba por orden alfabético. Yo era Zinedine Zidane.


          Ahí se ven.


 


 

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