Jorge Arturo Rodríguez
¿A qué hay que temerle más? ¿A qué le teme usted más? Las respuestas son muchas y variadas, desde luego, pero por ahora hay un temor, un miedo a la pandemia y a la vacuna que a ciencia cierta no se sabe, al menos en México, cuál es la más chingona sin que tenga efectos secundarios ni mucho menos nos deje peor que la COVID-19, lo cual, lo sabemos, sería la muerte. Vaya, que ni bien definida está la estrategia a seguir para aplicar la dichosa vacuna, sea cual fuese, en una, dos o infinitas dosis; para cuando se haga realidad quizás ya valimos madres. Entretanto, hay que seguir sobreviviendo.
Según el financiero.com.mx, en su opinión general generada por algunos columnistas publicados en este medio (03-02-21), a la vacuna rusa no hay que tenerle miedo: “Fue la primera vacuna en ser registrada oficialmente y la vacuna que más críticas ha recibido. Esas críticas, sin embargo, parecen obedecer más a razones geopolíticas que a razones científicas. Enrique Quintana escribe que, los resultados sobre los estudios clínicos de la vacuna Sputnik V publicados en la prestigiosa revista The Lancet, arrojan que es una vacuna segura y eficaz. Por lo tanto, los señalamientos en su contra, tanto en México como en el mundo, son un síntoma más de la polarización política que se vive en esta era. Dicho lo anterior, lo mejor es dejar la grilla de lado y desear que en este país y los demás países la vacunación sea exitosa para ponerle fin lo más pronto posible a esta pandemia. ¿López Obrador estuvo fuertemente enfermo de COVID? Raymundo Riva Palacio nos cuenta que la vaguedad en los reportes sobre su salud no tuvo la incompetencia como origen... sino que fue para ocultar el estado de salud del presidente”.
Pero el miedo no anda en burro, porque ya se ve que la “estrategia” para su aplicación está basada en: “A ojo de buen cubero”, “A vuelo de pájaro”, al ahí se va. No se nos quita lo valemadrista ni lo “pénjamo”, por mucha “transformación” que vociferen. El país y el mundo –al revés, si gustan- está de “mírame y no me toques…” Aun así, seguimos sobreviviendo, esperando un milagro. Lo dijo Ernest Junger: “El mundo es milagroso en su totalidad, por eso no hay que esperar milagros de las plegarias; éstas tendrían más bien que confirmar con gratitud el milagro”. Se entiende. Es más, para mejor expresión: “El milagro es la pereza de Dios, o mejor, la pereza que le atribuimos cuando inventa un milagro” (Fernando Pessoa).
Bueno, cada quien su cuento. Mientras, el mundo sigue su rumbo, según científicos, al colapso, si no se atienden problemas como el cambio climático, la contaminación plástica, etc. La pandemia es el principio o solo un costado de la enfermedad humana. Dijera Federico Nietzsche: “Las tres cuartas partes de lo que se hace mal sobre la Tierra se hace por miedo”. ¿Será?
Los días y los temas
Que el mundo se acabará, vaya usted a saber, pos ni cuenta me daré o no llegue ni a tiempo a mi entierro o incineración. El chiste es que de que estamos mal, estamos mal… Y todos lo sabemos. Pero ahora no viene al caso ser apocalípticos. En el artículo titulado “El ruido generado por humanos daña la inteligencia de pájaros cantores: estudio”, leo: “¿Qué daños deja la contaminación acústica más allá de los humanos? Está comprobado el daño del ruido del tráfico en las personas; sin embargo, este factor también inhibe las capacidades cognitivas de los pájaros cantores diamante mandarín. Un estudio comprobó las alteraciones generadas en su capacidad para adaptarse al entorno. En los humanos la contaminación acústica puede afectar al rendimiento intelectual, como se ha demostrado en niños escolarizados en colegios cercanos a los aeropuertos, recuerda este estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society. ¿Y en los animales? Se han realizado pocas investigaciones sobre el asunto, pero el ruido “antrópico”, generado por la actividad humana, está omnipresente en la naturaleza, señala el artículo. Estos ruidos afectan particularmente a los pájaros con cerebros muy desarrollados y cuyas capacidades cognitivas son esenciales para orientarse”. (milenio.com.mx, 02/03/21).
Quizás por eso estamos bien desorientados, por tanto pinche ruido y pocas nueces, por tanta verborrea y una cotidianidad gritona emboscada –embobada- en las nimiedades.
Yo me quedo con “Lucía”, de Joan Manuel Serrat:
“Si alguna vez fui un ave de paso
Lo olvidé pa anidar en tus brazos
Si alguna vez fui bello y fui bueno
Fue enredado en tu cuello y tus senos.
Si alguna vez fui sabio en amores
Lo aprendí de tus labios cantores
Si alguna vez amé, si algún día después de amar
Amé, fue por tu amor, Lucía, Lucía…”
De cinismo y anexas
Karl Kraus dice: “El moderno fin del mundo tendrá lugar cuando la incapacidad de manejo por parte del hombre se ponga de manifiesto ante el perfeccionamiento de las máquinas. Los automóviles no consiguen que los conductores avancen”.
Ahí se ven.
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