Agustín Contreras Stein

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ESTÁ resultando preocupante para el partido morena, así como a los que defienden el proyecto gubernamental del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, lo declarado recientemente por él mismo en el sentido de que ya se cansó, cuando apenas lleva tres años de gobernar a este país.

Y no es, dicen algunos analistas, algo que tenga que ver con la edad, o por algún padecimiento que lo esté agotando, sino sencillamente, porque la lucha ha sido muy desgastante para él en los recientes días, pues el hecho de mantener una presencia mañanera, bajo la lupa de los medios de comunicación, de la misma atención de la ciudadanía, así como la observación de la misma política internacional, resulta, sin duda alguna, muy cansado, aunque apenas vaya transcurriendo un poco más de la mitad de su administración.

El presidente, dice que se siente cansado y al mismo tiempo, aprovecha para decir que ya no aspira a ningún cargo, y quizá, dentro de esta misma declaración, haga saber que no pretendería, en todo caso, alargar su mandato, como tanto se ha comentado y que se desprende de toda la preparación que ha venido haciendo en algunas áreas del gobierno, aunque, también, se le atravesaría el aspecto constitucional, donde requiere del apoyo definitivo del congreso federal.

Tal vez, ya se viene dando cuenta de que el poder es pasajero y que no podrá mantenerlo por más tiempo, ya que no cuenta con bases bien cimentadas, así como el hecho de no tener alguien con la suficiente confianza que le garantice la continuidad de su proyecto político denominado cuarta transformación.

Del me canso ganso, a un verdadero cansancio físico y un hartazgo de su propio proceder frente a la nación, así como el alcance de sus propias obras que ya se va dando cuenta que no tendrán el impacto que pensaba, hay muy corto tramo, por lo que no le vendría mal que los ciudadanos, deveras, le pusieran un alto en la próxima consulta popular de revocación de mandato y mandarlo a descansar, pues si en verdad está cansado, al país ya no le conviene que siga al frente del gobierno, pues podrían tomarse decisiones aún más peligrosas de las que ha tomado y que ahora tienen a México, al borde del caos.

Si como dice que está cansado, habría que analizarlo profundamente y tomar todas las precauciones necesarias, porque un presidente de la república, con el poder que detenta, no es para que haga este tipo de declaraciones, porque pone en riesgo, no tan solo a su proyecto, a su partido, sino a todo el país entero.

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OPOSICIÓN, ¿GANA TERRENO?

TODAVÍA, un poco adormilada, la oposición política en el país, parece que está ganando terreno, debido a los grandes errores que se han estado cometiendo desde el gobierno federal, secundados, en algunos casos, con los que también se siguen insertando en este mismo escenario, generados por los gobernadores de los Estados, donde gobierna morena.

Cierto es que la oposición no ha hecho lo suficiente como para poder revertir los resultados que se han tenido en procesos electorales anteriores y aunque vienen haciendo algún ruido, la verdad de las cosas es que no han aprovechado o no han querido aprovechar las circunstancias que se han estado presentando.

Y es que la cuarta transformación parece estarse desesperando, porque no encuentra, todavía, la forma de posicionarse definitivamente en el poder, cuestión que ven desde ahora peligrosa, porque en tres años o menos, ya no tendrán la figura presidencial que avale su continuación o cuando menos que los haga permanecer en el poder.

Están viendo, de la misma manera, como el escenario político interno se les descompone y con ello están dando más posibilidades a la oposición para que logre meterse nuevamente en la lucha política, principalmente por la presidencia de la república. Por eso, no falta quien diga que la oposición podría estar ganando terreno, aunque es algo que no se vislumbra en forma definitiva para poder estar en condiciones de pelear, a fondo, en la próxima sucesión presidencial.

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UNA REFORMA MOCHA.

COMO SE ESPERABA, la mayoría legislativa local de morena, le da la vuelta a la recomendación de la comisión nacional de los derechos humanos, con una reforma al artículo 331, del código penal de Veracruz, solamente de manera parcial, es decir, en dos fracciones, sin que se derogue, finalmente, todo el contenido del artículo que señala los ultrajes a la autoridad.

Marlon Ramírez Marín, del grupo legislativo del PRI, señaló oportunamente que los diputados del grupo mayoritario en el congreso local, asumirán la responsabilidad que le corresponde al poder judicial y a la fiscalía general del Estado, al aprobar el dictamen con proyecto de decreto que deroga, solamente, dos fracciones del mencionado numeral, guardando las formas y haciendo responsables de su promoción a los diputados que conforman la mayoría, abusando de su devoción.

Ante esta situación, el mismo líder priista en el Estado, y también diputado en el congreso local, dijo que no habría que regodearse con espejismos efímeros, porque muy pronto, el pleno de la suprema corte de justicia de la nación, podría los podría hacer caer.

Marlon Ramírez, como secretario de la comisión legislativa de justicia y puntos constitucionales, decidió no firmar el dictamen aprobado.

La situación se vuelve más peligrosa y tanto en palacio de gobierno como en el congreso local, los responsables de este nuevo atentado en contra del pueblo veracruzano, no están midiendo con seriedad las consecuencias.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.